La fertilidad para hombres y mujeres es en la mayoría de casos un asunto que se medita solo cuando se decide formar una familia, antes de esto no se piensa en evaluar químicamente si el organismo es apto o no para procrear. Las razones para esto, aparentemente aceptables, son que la vida moderna indica que los logros académicos y monetarios están en primer escala dejando a otro plano al matrimonio y la familia.
Esa familia que no es tan fácil conseguir en los tiempos actuales, pues la potencia fértil hoy en día para hombres y mujeres disminuye en gran porcentaje. ¿Los motivos? Son muchos, desde la ansiedad, el estrés, la promiscuidad sexual, consumo de tabaco, alcohol, drogas, los tóxicos ambientales hasta ejecutar trabajos con hidrocarburos y pesticidas.
Estadísticas recientes demuestran que el 10 y 15% de las parejas a lo largo de su vida reproductiva presentan infertilidad. De estas cifras del 30 a 40% es por disminución de calidad y cantidad de espermatozoides, el 40 o 50% por un factor femenino y 20% por factores compartidos entre el hombre y la mujer.
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Pero este descenso fértil se puede prever para ambos sexos por medio de sencillos exámenes de laboratorio y que presentan un diagnóstico en muy corto tiempo.
En las mujeres, desde muy jóvenes pueden analizar su capacidad, a través de un estudio hormonal durante varias fechas de su ciclo menstrual y los resultados mostrarán si hay fallas en su reserva ovárica o no y a partir de ahí la futura mamá tomará la decisión de atrasar o adelantar su maternidad.
Para los hombres, quienes en su mayoría no conocen mucho sobre su fertilidad es más difícil que acudan a un centro y la monitoreen. En su caso, las pruebas al igual que la mujer se las puede realizar en la juventud, estos análisis de aproximadamente un mes, mediante muestras de semen evaluarán la calidad de los espermas, e incluso el paciente podría preservar su semen. Esta reserva o banco de semen se puede usar hasta 120 años, favorecería enormemente en un futuro a este hombre que inesperadamente podría atravesar una situación de alto riesgo como sufrir una enfermedad difícil o someterse a tratamientos químicos fuertes, que impedirían embarazar a su pareja, es ahí cuando el semen se usa para procrear mediante una inseminación intrauterina.
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Sobre la fertilidad, la doctora Judith Meza, especialista en laboratorio de medicina reproductiva desde hace 13 años, destaca la importancia de que hombres y mujeres tomen conciencia de la relevancia de prever su capacidad fértil si optan por tener familia en algún momento y a pesar de posponerla deben conocer que esta reserva decrece con el tiempo. Y si no se la analiza oportunamente, las secuelas posteriores pueden ser irreversibles.
Esas secuelas no tienen mucho valor cuando se es muy joven, pues se considera que siempre se gozará de todo y no se asegura nada. Las acciones preventivas son más útiles que las curativas. Y más aún cuando se habla de trascender... a través de la procreación de hijos.