En la Penitenciaria del Litoral del Guayas un interno se crucificó para exigir que lo sentencien o lo dejen en libertad. Así como él, otros 60 reclusos han empezado una huelga de hambre en el centro de rehabilitación. Además, dos presas en la cárcel de mujeres se ataron a cruces y otras volvieron a desangrarse.

Estas medidas han sido tomadas por los reos en demanda del 2x1 en la reducción de penas y también la derogatoria de la detención en firme.

El interno chileno Daniel Montenegro, detenido hace un año y medio, quien se crucificó en la Penitenciaria del Litoral, afirmó que “es mejor morir desangrado con estos clavos incrustados en las manos a seguir encerrado y lejos de mi familia”.

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Por otro lado, el presidente del comité de internos de la cárcel # 2, Andrés Martínes, alegó que “los calabozos tienen un área de 4x8 metros, donde ingresan hasta 70 internos", por lo que calificó a su situación y a la de sus compañeros como "un asinamiento criminal". "¡Somos seres humanos!”, exclamó.

Los presos también protestan por la permanencia en los reclusorios de personas de la tercera edad, quienes además están delicadas de salud o en otros casos, reos que ya han cumplido su sentencia.

La reforma de ejecución de penas está en manos del Congreso.