Una intensa ola de calor se registra en varios países europeos, mientras los gobiernos y los agricultores se disponen a enfrentar la sequía este verano, sobre todo en España, Portugal y Francia, donde hace dos años dejó unos 30.000 muertos.

Se dieron alarmas de sequía y las temperaturas que exceden los 40 grados amenazan con pérdidas en cultivos y cosechas.