El ex presidente estadounidense Bill Clinton manifestó este martes su apoyo a una reforma migratoria en su país, y sugirió que los migrantes podrían ayudar a aportar fondos para el sistema de Seguridad Social.

Se podría resolver la mitad de la escasez de recursos financieros de la Seguridad Social al permitir el ingreso de unos 250.000 inmigrantes por año en el país, dijo Clinton, durante una conferencia a la que asistieron líderes de negocios en la capital mexicana. Destacó además que muchos migrantes hacen ya contribuciones al sistema.

No estaba claro si Clinton se refería al hecho de que la mayoría de los migrantes son más jóvenes y por lo tanto podrían contribuir durante más tiempo al fondo de la Seguridad Social o si hacía alusión a las contribuciones realizadas por los inmigrantes indocumentados, que aportan al sistema sin recibir sus beneficios.

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Clinton no aceptó preguntas de la prensa.

El ex mandatario dijo que esencialmente estaba de acuerdo con el presidente George W. Bush sobre la reforma migratoria, pero consideró que ésta sería difícil de conseguir.

El Congreso ve todo bajo la lente del terrorismo, explicó.

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Sobre los países latinoamericanos, Clinton dijo que éstos se ven obligados cada vez con mayor frecuencia a elegir entre dos modelos políticos: uno   económicamente responsable, como el aplicado por el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, y otro más radical, como el defendido por el presidente venezolano Hugo Chávez.

Clinton sugirió que prefería el de Lula,   pues hay un compromiso con la justicia social y con las oportunidades económicas.

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Por otro lado, el ex presidente dijo que su esposa, la senadora Hillary Clinton, no ha decidido si se postulará a la presidencia.

Sé de hecho que ella no se decide aún, dijo Clinton, luego que un miembro del público le preguntó si le gustaría ver a su esposa como candidata presidencial.

Clinton añadió que primero, su esposa buscaría la reelección en el Senado.

El ex presidente, recordado aquí por ayudar a que México saliera de su crisis financiera en 1995, recibió un aplauso cálido de unos 1.000 asistentes a la conferencia.

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