Nueva Zelanda y Australia trataban difícilmente este martes de conseguir que se vote una resolución condenando la pesca "científica" que efectúa Japón, en el segundo día de la reunión anual de  la Comisión ballenera internacional (CBI) en Corea del Sur.

Las dos naciones, que luchan contra la reanudación de la caza comercial, después de una moratoria adoptada en 1986, redactaron junto a otros 24 miembros, de los 66 que cuenta la CBI, una resolución no coercitiva llamando a Japón a cesar la caza del cetáceo.

Los debates fueron suspendidos a petición del campo partidario de la caza para tener una reunión extraordinaria a puertas cerradas.

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El lunes, Japón no logró conseguir apoyo suficiente para dos mociones de menor importancia, haciendo pensar que el campo favorable a la caza de ballenas no conseguiría hacer adoptar el fin de la moratoria, de aquí a que concluya la reunión el viernes.

No obstante, dos de los cuatro miembros de la CBI, que deben aún hacer aparición en la reunión, podrían hacer inclinar la balanza en favor de los  partidarios de la caza.

El ministro neocelandés de la Conservación, Chris Carter, acusó a Japón de haber hecho suspender los debates sobre la resolución que lo condenaba para permitir a Nauru y Togo unirse a la votación. Estos dos países son partidarios de la caza de ballenas.

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El lunes, Tokio anunció que duplicaría la caza de la ballena de Minke y que  extendería la captura a especies que se consideran en peligro, como el rorcual  y la ballena jorobada.

De 850 actualmente, el número de cetáceos cazados por Japón llegaría así a unos 1.300.

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Tokio no necesita el acuerdo de la CBI para este aumento, pues un defecto en la moratoria sobre la caza comercial, vigente desde 1986, autoriza la  captura cuando tiene fines "científicos", argumento que los opositores a la caza consideran falacioso.