Veintiocho personas, la mayoría miembros de fuerzas de seguridad, en diversos sitios fueron víctimas de tres atentados de rebeldes.

En Irbil, un suicida impactó un auto bomba, lo que mató a 15 e hirió a 100. Otro atacante estrelló un coche bomba que produjo la muerte de 4 personas. Un ataque en Bagdad mató a 8 policías y a un bebé.