Estamos hablando de un material que difícilmente se lo podría sustraer sin llamar la atención de testigos, y sin contar con equipos y vehículos especiales, por lo que no debería ser difícil un operativo de vigilancia que evite nuevos robos.

Investigar quiénes son los culpables, tampoco debería ser una tarea difícil. Existe la impresión entre los usuarios de que los autores de estos robos podrían ser personas vinculadas a Pacifictel, o a sus contratistas, puesto que conocen cómo manipular estos cables especiales y tienen los contactos para luego vender lo sustraído.

Aun así, ni la Policía Nacional ni Pacifictel han anunciado medidas especiales para evitar el daño que se está produciendo al Estado y a los ciudadanos. Las quejas de los usuarios no han servido de nada. Pareciera como si los vecinos y las industrias de la vía a Daule no fuesen importantes para quienes han diseñado los nuevos planes de vigilancia y seguridad en Guayaquil.