Los habitantes de California, que desde hace años escuchan a los sismólogos hablar de un próximo gran temblor de tierra, enfrentaron una dura prueba con una sucesión de cuatro sismos en cinco días, todos de magnitud superior a 4,9 grados en la escala de Richter.
La serie se inició el domingo por la mañana con un sacudón de 5,5 grados, cuyo epicentro se ubicó cerca de Anza, en el desierto al noreste de Los Ángeles, según el Centro de Control Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Su efecto se sintió en todo el sur de California, según los habitantes: desde la propia metrópoli de la costa oeste estadounidense hasta San Diego, a 200 km al sudeste, cercana a la frontera con México.
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La noche del martes, un fuerte sismo de 7,2 grados en la escala Richter se registró en el Pacífico, también frente a California, a la altura de San Francisco, y provocó un alerta de tsunami todo a lo largo de la costa oeste que rápidamente fue levantado.
Dos días después, un sismo de 4,9 grados de magnitud se registró en el norte de la ciudad de Los Ángeles, con epicentro cercano al del sacudón del domingo. Ese temblor del jueves por la noche dejó un herido leve y causó algunos daños menores, como vidrios rotos y objetos caídos de las estanterías.
Pero la incertidumbre se acentuó al darse por la noche otro sacudón, esta vez de 6,5 grados y presuntamente réplica del martes, todo a lo largo de la costa norte del Estado, pero que no sólo no generó alerta de tsunami, sino que además tampoco fue sentido en tierra.
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California tiene su suelo estriado de fallas de las más activas del mundo, y vive bajo la amenaza del "Gran" terremoto, que debería darse sobre la falla de San Andrés en los próximos 30 años, según los científicos, que le dan a sus estimaciones un 70% de certeza.
Pero los sismólogos aseguran que si estudian la relación entre estos sismos, no podrían -en el estado actual de sus conocimientos- describirlos como los anuncios de una ruptura en la famosa falla, nacida del choque entre las placas pacífica y norteamericana.
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Kate Hutton, del instituto de tecnología de California, reconoció que "cada vez que se da un temblor de tierra, hay un riesgo de cerca de 5% de que anuncie un sismo mayor".
Por su parte, la sismóloga Lucy Jones, del USGS, en Pasadena, señaló que el hecho de que se dieran "dos sismos (de magnitud) 5 con pocos días de diferencia entre ellos" genera temores.
La coincidencia hace pensar en una posible relación entre ellos, "aunque eso es algo que se dio en otras oportunidades y nada sucedió". Empero, Jones dijo que "no es un período (suficiente) como para poder decir que la placa del Pacífico se ha vuelto más activa".
Estadísticamente, California es escenario de dos o tres temblores de tierra anuales de magnitud superior a cinco, pero Jones aseguró que en la región no se sintieron más que cuatro o cinco de ese tipo desde 2000.
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