Un helicóptero MI-8, de fabricación rusa, del Ejército peruano, cayó al río Putumayo, frontera con Colombia, dejando dos muertos, nueve desaparecidos y cuatro sobrevivientes.

El accidente volvió a cuestionar al parque aéreo militar peruano, calificado de obsoleto y sin mantenimiento. En 17 meses seis aeronaves de las Fuerzas Armadas se accidentaron, provocando el deceso de 19 militares.