Las autoridades paquistaníes pusieron a Mukhtaran bajo arresto domiciliario para impedirle que se expresara. Cuando había tratado de salir, agentes policiales le apuntaron con sus armas.

No causa extrañeza que el gobierno paquistaní no pueda capturar a Usama Ben Laden. Está demasiado ocupado acosando, deteniendo –y ahora secuestrando– a una víctima de una violación tumultuaria por atreverse a protestar y por planear una visita a Estados Unidos.

En el otoño pasado escribí acerca de Mukhtaran Bibi, mujer que fue condenada por un consejo tribal en Pakistán a ser violada tumultuariamente debido a una infracción, presuntamente cometida por su hermano. Cuatro hombres violaron a Mukhtaran, después líderes de la aldea la obligaron a caminar casi desnuda a su casa, frente a una vociferante multitud de 300 personas.

Se suponía que Mukhtaran cometería suicidio. Pero en su lugar, con el respaldo de un líder islámico de la localidad, ella devolvió el ataque y rindió testimonio en contra de sus perseguidores. Seis de ellos fueron condenados formalmente.

Después, Mukhtaran, quien creía que la mejor forma de superar ese tipo de abusos consistía en obtener una mejor educación, usó el dinero de su compensación para fundar dos escuelas en su aldea, una para niños y otra para niñas. Ella se esforzó más de lo necesario para matricular a los hijos de sus atacantes en las escuelas citadas, mostrando que no guardaba resentimiento.

Lectores de mi columna le enviaron más de 133.000 dólares. El Cuerpo de Piedad (Mercy Corps), organización humanitaria de Estados Unidos, la ha ayudado en la administración del dinero, y ella ha expandido las escuelas, fundó un refugio para mujeres que fueron víctimas de abusos y compró una camioneta que se usa como ambulancia en el área. Asimismo, se ha destacado como una fiera portavoz en contra de los asesinatos por honor, las violaciones y los ataques con ácido en contra de mujeres.

Un grupo de estadounidenses de origen paquistaní invitó a Mukhtaran a que visitara Estados Unidos a partir de mañana (visite www.4anaa.org). Después, hace unos cuantos días, el gobierno paquistaní se volvió loco.

Días atrás las autoridades pusieron a Mukhtaran bajo arresto domiciliario para impedirle que se expresara. En conversaciones telefónicas en los últimos días, ella informó que cuando había tratado de salir, agentes policiales le apuntaron con sus armas. Con el fin de silenciarla, la policía cortó el cable de su conexión telefónica.

Luego de ser detenida, un juzgado ordenó la liberación de sus atacantes, poniendo en peligro su vida. Eso ocurrió por la tarde de un viernes, cuando las cortes no suelen operar normalmente, y al parecer fue una advertencia hacia Mukhtaran para que se callara. Pero, más bien, ella siguió con sus protestas por teléfono celular. Sin embargo, este lunes al amanecer la policía se la llevó a toda prisa y no se ha oído una sola palabra de ella desde entonces. Su teléfono celular no responde.

Asma Jahangir, abogada paquistaní que funge como  directora de la Comisión de los Derechos Humanos de Pakistán, señaló que ella se había enterado de que Mukhtaran había sido llevada a Islamabad, que la habían reprendido furiosamente y que le habían informado que el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, está sumamente enojado con ella. Fue conducida, entre lloriqueos, hasta un centro de detención en una ubicación secreta. Ella tiene prohibido ponerse en contacto con cualquier persona, incluida su abogada.

“Ella está bajo su custodia, bajo custodia ilegal”, destacó Jahangir. “Ellos se han vuelto completamente locos”.

Incluso si Mukhtaran fuera liberada, los aeropuertos han recibido alertas para no dejarla abandonar el país. Según información del periódico Dawn, con sede en Karachi, el gobierno tomó esta medida “temiendo que ella pudiera dañar la imagen de Pakistán”.

Discúlpenme, pero Mukhtaran, símbolo de valentía y altruismo, es la mejor esperanza para la imagen de Pakistán. La amenaza a la imagen de Pakistán proviene del presidente Musharraf con toda la conducta de un maleante.

Yo me he mostrado compasivo hacia Musharraf hasta ahora, pese a su negligencia nuclear, en parte debido a que él ha cooperado en el combate al terrorismo y en parte porque él ha desempeñado una buena labor para fomentar el crecimiento económico de Pakistán, mismo que en el largo plazo probablemente sea la mejor forma de combatir el fundamentalismo. Así que, incluso cuando Musharraf me negó visas durante todo este año –para impedirme visitar de nuevo a Mukhtaran y escribir una columna de seguimiento– me mordí la lengua.

Sin embargo, el presidente Musharraf ahora se ha vuelto loco.

“Todo esto se debe a que ellos piensan que cuentan con el respaldo de Estados Unidos y pueden salirse con la suya en lo tocante a lo que sea”, manifestó Jahangir. De hecho, el viernes pasado, justo al tiempo que todo esto estaba  ocurriendo, el presidente Bush estaba recibiendo al canciller de Pakistán en la Casa Blanca y elogiando el “audaz liderazgo” del presidente Musharraf.

Así que, presidente Bush, ¿qué tal si le pide a Musharraf que se concentre en encontrar a Usama Ben Laden, en vez de secuestrar a víctimas de violación que alzan la voz? Además, invite a Mukhtaran a la Oficina Oval: para demostrar que los estadounidenses no solamente se paran junto a generales que toman el poder por la fuerza, sino también con personas ordinarias de valentía extraordinaria.

The New York Times News Service.