Tomo las ideas que plantea desde Brasil el agrónomo Polan Lacki sobre los verdaderos males del sector agropecuario… espero despertar comentarios, críticas y sugerencias.

“Los problemas no están en lo que generalmente se dice: imperialismo, protecciones en los países ricos, políticas del FMI (Fondo Monetario Internacional), neoliberalismo, globalización, OMC (Organización Mundial del Comercio), falta de garantías de comercialización, de créditos abundantes y baratos o de subsidios internos y medidas de protección contra las importaciones.

Las soluciones están en el esfuerzo hacia productividad:

1. Por hectárea, los agricultores latinoamericanos producen en promedio 3.189 kg de arroz o 13.561 kg de papas. No busquemos “chivos expiatorios”, estos bajísimos rendimientos provienen de errores primarios: utilizar semillas genéticamente erosionadas o contaminadas, no hacer test de germinación, no inocular las semillas de leguminosas, no regular las sembradoras, no hacer análisis de suelo, no adoptar rotación de cultivos, no eliminar malezas. Estos errores no se deben a factores externos sino a que la mayoría de los productores –no por su culpa, evidentemente– no posee los conocimientos elementales para evitarlos o corregirlos.

2. Muchos agricultores aún practican el monocultivo y obtienen ingresos solo una vez al año. Si diversificasen la producción podrían generar alimentos “balanceados” para la familia y animales, además de ingresos, todo el año. Se volverían menos dependientes del crédito y menos vulnerables a otros factores (clima, mercado, plagas). Soluciones pragmáticas, en vez de esperar que el Banco Central o el Congreso Nacional resuelvan sus problemas.

3. La mayoría de los productores rurales, mientras se quejan de la falta de recursos, mantienen en la ociosidad importantes inversiones en tierra, maquinaria e instalaciones. Si formasen grupos para utilizar en conjunto algunas inversiones (las de alto costo y que son utilizadas con baja frecuencia) podrían reducir esos costos. Esto no ocurre por el neoliberalismo, sino porque no han sido capacitados para practicar el asociativismo, intensificar la producción y mejorar la administración predial.

4. Los productores rurales más pobres producen rubros que son consumidos por los habitantes urbanos de bajos ingresos: yuca, camote, papas, etcétera. Aunque fuesen eficientes y obtuviesen altos rendimientos, tendrían ingresos muy limitados, pues estos cultivos necesitan de una gran escala de producción que no poseen. Es necesario capacitarlos para que produzcan rubros más sofisticados: cultivos orgánicos o hidropónicos, hortalizas bajo plástico, flores y plantas ornamentales, animales menores, miel, peces, condimentos, etcétera; y ojalá venderlos con algún valor agregado. Dejarían “de vender mucho ganando poco” para “vender poco ganando mucho”.

5. Tanto en la adquisición de los insumos como en la venta de sus excedentes, los agricultores actúan en forma individual. Adoptan procedimientos totalmente contrarios a sus intereses: en la compra de los insumos adquieren al por menor, con alto valor agregado y del último eslabón de la cadena de intermediación; pero en la comercialización de sus excedentes, hacen exactamente lo contrario: los venden al por mayor, sin valor agregado, al primer eslabón de la cadena. El espíritu cooperativo, la solidaridad y la práctica del asociativismo hay que enseñárselos a los niños en vez de seguir echándole la culpa a la OMC o a los países ricos.