Los buenos amigos son aquellos que están siempre allí, para compartir los buenos momentos y para dar una mano cuando se los necesita. También están allí para ayudar a vivir más años.

Un grupo de científicos australianos informó que los amigos alrededor de los ancianos pueden alargar más la expectativa de vida que los mismos familiares.

Estos especialistas estudiaron cómo los factores sociales, de salud y estilo de vida han influido en la tasa de supervivencia de más de 1.500 personas mayores de 70 años.

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El equipo utilizó la base de datos del Estudio Longitudinal Australiano de Envejecimiento, el cual empezó en 1992 en la ciudad de Adelaide, en el sur de Australia.

Allí se preguntó a los ancianos qué tan frecuente era su contacto, personal o vía telefónica, con amigos, familiares, niños y hasta confidentes.

Durante la siguiente década, los científicos hicieron un seguimiento del estado de los ancianos cada tres años.

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Mejor con amigos
Diez años más tarde, llegaron a la conclusión de que el contacto con los familiares y los niños tenían un bajo impacto en las tasas de supervivencia. Mientras que aquellos ancianos con un gran grupo de amigos tendían a tener una expectativa de vida más larga que aquellos con pocos amigos.

Este factor era evidente aún cuando la persona había sufrido grandes pérdidas como a su esposa o a algún miembro de la familia.

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En términos estadísticos, un conjunto de buenos amigos equivaldría a una reducción del 22% del riesgo de morir en ese periodo, en comparación con unos  buenos vínculos afectivos con los familiares.

Los amigos proporcionan una influencia beneficiosa en los ancianos animándoles a comer mejor, dejar de fumar o beber menos y hacer más ejercicio, según el estudio.

Pero, además, tienen un gran impacto psicológico, más difícil de definir, ya que levantan el ánimo y la autoestima y promueven su capacidad de sobrellevar momentos de dificultad, añade.

Los investigadores, liderados por Lynne Giles, de la Universidad de Flinders, consideran que la razón por la cual las amistades son tan importantes se debe a que las personas pueden elegir a sus amigos, mientras que no a su familia.

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También consideraron la posibilidad de que tener amigos los hacía cuidar más de su salud y ayudaba a reducir el sentimiento de depresión y ansiedad en tiempos difíciles.

Otros estudios sobre el caso señalan los problemas psicopatológicos que pueden generar más urgencias en el paciente anciano se relacionan con la demencia, la ansiedad, la depresión, el intento suicida, el estado confusional, los estados paranoides y los trastornos del sueño.

Asimismo, el anciano puede presentar conductas molestas para sus familiares como un intento de recuperar el afecto que él percibe como perdido.

Un anciano que se ha jubilado o ha perdido su rol funcional anterior, sin haberlo sustituido por una gama de actividades agradables alternativas, tiene más posibilidades de sufrir de problemas psíquicos.