La crisis política se agrava en Brasil después de que el legislador Roberto Jefferson ratificó las denuncias de sobornos a diputados por el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Además, Fernanda Karina Ramos, ex secretaria del publicista Marcos Valerio, afín al gobierno, afirmó que vio “hasta un millón de reales (unos 400.000 dólares) en efectivo dentro de una maleta”, provenientes del estatal Banco Rural, destinados a ser “repartidos en las casas de los parlamentarios”.

Jefferson era uno de los principales aliados del régimen, pero ese voto de confianza ha sido la perdición de Lula que, por las denuncias de corrupción contra el oficialismo, contempla renunciar a su candidatura para la reelección en el 2006.

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“Esta crisis desnuda varios vicios de la política brasileña; los diputados electos por un partido se cambian a otro si lo desean. Cuando los gobiernos necesitan aliados en el Congreso, la tentación de “comprarlos” con cargos o dinero es  grande”, dijo el experto Fernando Abrucio.