La sospecha se hizo certeza: la “guerra de los canales” no concluyó en octubre del año pasado. Solo fue una tregua que ahora se ha roto. Ayer, Rafael Cuesta, el director, entrevistador y comentarista de ‘El Noticiero de TC’ dedicó más de 20 minutos de su espacio informativo para leer las cartas que supuestamente habrían intercambiado el ex presidente Lucio Gutiérrez con el banquero y propietario de Teleamazonas,  Fidel Egas. La lectura de la carta fue matizada con comentarios en los que Cuesta interpretaba el contenido para recalcar, por ejemplo, el respaldo que ese canal le habría dado al derrocado jefe de Estado y “revelar”, –siempre en la versión de Cuesta–  el juego de “Compadres-aliados” vs. Ataques al Gobierno de Gutiérrez a través de Teleamazonas, cuando Egas quería conseguir más beneficios.   

Aparte queda la insistencia de los ataques en contra de Egas sobre la forma en que consiguió ser el principal accionista del Banco del Pichincha y que Cuesta fundamenta en el libro ‘ Los jinetes de la narcocracia’.

La pelota ahora está en la cancha del canal quiteño. Y hasta el momento en que se escribe esta columna (15h:00 del miércoles) sus periodistas protagonizaron un extraño episodio: en la mañana, Bernardo Abad y María Josefa Coronel leyeron extractos de los contenidos de las cartas, sin ensayar ningún comentario. Antes de las 13h:00, Abad anunció que en la emisión del mediodía de ‘24 horas’ (13:30) se daría a conocer más. En los titulares estuvo la nota (‘Se revela contenido de cartas que intercambiaron Lucio Gutiérrez y el presidente del Banco del Pichincha’), pero la información nunca se emitió. Lo que al televidente le deja la sensación de  que los periodistas de ‘Teleamazonas’ trataron de ejercer su independencia, pero al final las presiones pudieron más.

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En el otro campo, todo hace suponer que ‘El Noticiero’ no parará ahí y que a su campaña se sumarán –como sucedió en casos anteriores– el resto de estaciones del Grupo mediático de los Isaías: Gamavisión  y Cable Noticias. Entonces, ¿Teleamazonas pasará al contraataque?, ¿asumirá la defensa de su propietario?, ¿qué armas utilizará para ello? En juego hay mucho: un banco, un canal de televisión, acaso la estabilidad del país.

Y en medio de todo esto, las preguntas vuelven a plantearse: ¿por qué se toma de rehén al televidente? ¿Por qué convierten nuestras casas en el territorio para la guerra entre dos grupos empresariales?

Medios, solo medios
Ahora bien, el contenido de las cartas –y hasta el momento, nadie ha negado su veracidad– es revelador: el presidente de un banco y canal de TV amenazando a un Presidente de la República y este respondiéndole con el listado de favores otorgados durante su administración...  Le corresponde a la prensa independiente del país investigar este asunto.

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Por lo pronto, la “guerra” anterior y el inicio de esta deja una gran lección: la estructura de propiedad de la TV ecuatoriana no puede permanecer como está porque deja el campo libre para que grupos empresariales del más variado signo utilicen los medios audiovisuales como parte de estrategias por captar poder, presionar, amenazar o atacar en su provecho y no para el servicio a la comunidad.

¿Como televidentes qué podemos hacer? Por lo pronto dejar de prestar nuestras casas para que dos grupos empresariales y mediáticos escenifiquen sus peleas… A menos, claro está, que la “guerra” sea vista como un mero entretenimiento...