Con un Lionel Messi de lujo y diez dignos acompañantes, Argentina derrotó el martes a Egipto por 2-0 y ratificó sus aspiraciones en el mundial juvenil después del traspié de su debut.
 
El diminuto volante del Barcelona, que no había salido como titular en la derrota con Estados Unidos por 1-0, hizo un gol, estrelló una pelota en el travesaño, hizo algunas fintas de lujo y demostró que con su presencia, Argentina es otra cosa. El otro gol fue del capitán Pablo Zabaleta en tiempo de descuento.
 
Pero Messi parece no estar destinado a jugar los 90 minutos, ya que el técnico Francisco Ferraro lo sustituyó a los 83 por Emiliano Armenteros. Una ovación saludó su salida del campo.
 
Gustavo Oberman también pegó una pelota en un palo en una de las muchas llegadas argentinas, con mayor o menor claridad. Egipto fue un rival que nunca bajó los brazos y que en alguno de sus contragolpes llevó peligro al arco rival.
 
Después de diez minutos de tanteos, Messi en brillante jugada individual eludió con fintas cortas y a la carrera a dos rivales y despidió un remate que se estrelló en la parte alta del travesaño y salió.
 
Argentina ejerció durante largos minutos un dominio de campo improductivo, mientras Egipto apeló a veloces contragolpes.
 
Fue así como entre los 25 y los 31 minutos el arquero argentino Oscar Ustari se vio exigido para descolgar dos centros, el primero a Mahmoud Abdelrazek y el segundo a Ahmed Farag.
 
Sobre el final de la primera etapa, Argentina intensificó su ataque con un poco más de profundidad.
 
A los 41 minutos, Messi cedió pase corto a Neri Cardozo y éste se la pasó a Gustavo Oberman, cuyo remate violento pegó en el vértice entre el primer palo y el travesaño.
 
Pero el el minuto final de la primera mitad, en una escapada egipcia, Abdelrazek se la pasó al capitán Abdallah Said quien remató apenas alto.
 
Sin cambios iniciaron ambos equipos el segundo tiempo.
 
Casi no habían entrado en calor los jugadores, Oberman se escapó por la derecha y lanzó un centro rasante que pasó frente al arco y Messi, con sangre fría, remató alto para abrir el marcador.
 
Inmediatamente, Messi volvió a lucirse eludiendo rivales por la izquierda con toda facilidad, hasta que vio el claro y envió centro que nadie aprovechó. Los espectadores aplaudieron la muestra de habilidad del diminuto volante ofensivo.
 
A los 61, Messi la entregó corta a Oberman y éste despidió un remate bajo que salió lamiendo la base del poste derecho egipcio.
 
Y a los 76, fue el capitán argentino Pablo Zabaleta quien probó un disparo con olor a gol apenas desviada junto a un palo.
 
Ya en juego de descuento, el mismo Zabaleta peleó una pelota en el área rival y desde un ángulo exigido por la derecha vulneró por segunda vez la valla egipcia.