Los hispanos en EE.UU.  superaron los 41 millones de habitantes y se calcula que la inmigración y la tasa de nacimientos de este grupo minoritario continúen esta tendencia al aumento, informó ayer la Oficina del Censo.

La población latina en EE.UU. totalizó los 41,3 millones para julio del 2004, y representó casi la mitad del crecimiento demográfico nacional de 2,9 millones de personas desde julio del 2003, según el informe.

Los hispanos ya eran la minoría más numerosa y de mayor crecimiento del país, y constituían el 13% de la población de Estados Unidos, donde viven aproximadamente 294 millones de personas.

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Ahora, con los nuevos datos, se calcula que uno de cada siete habitantes del país es de origen hispano.

El análisis divulgado se apoya en certificados de nacimiento y datos de defunción e inmigración  nacional, señala que la tasa de crecimiento poblacional entre  hispanos fue del 3,6% durante ese periodo de doce meses.

Ese ritmo de aumento fue más de tres veces mayor que el de la población en general, que fue del 1%, según las cifras de la Oficina del Censo, que depende del Departamento de Comercio.

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El Censo no puede precisar si las cifras incluyen al total de los inmigrantes indocumentados –que se calculan entre 8 y 10 millones, la mayoría hispanos–, ya que estos no suelen rellenar los formularios  por temor a la deportación.

El informe fue divulgado en momentos en que políticos en EE.UU. debaten arduamente mayores controles a la inmigración, tanto legal como indocumentada.
Mientras, en Washington, en una reunión con miembros del Congreso estadounidense, el presidente George W. Bush indicó que necesita explicar mejor su posición sobre los cambios en las políticas de inmigración, indicó el miércoles el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Tom DeLay.

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Reconoció que no ha hecho un buen trabajo al hablarle claramente al pueblo estadounidense del cual procede, y debe tratar de hacerlo mejor, expresó DeLay, quien asistió a una sesión de la Casa Blanca donde el presidente habló sobre su agenda legislativa.

En enero del 2004, Bush instó a efectuar una revisión completa a las políticas de inmigración y señaló que respaldaba un programa de trabajos temporales por invitación.

Su propuesta incluiría darle un estatus temporal a los inmigrantes indocumentados que  se encuentran en Estados Unidos para que puedan trabajar sin temor a ser arrestados o deportados.