Las estrellas del cine de acción siempre terminan necesitando un cambio de registro. La mayoría de las veces se produce a través de la exhibición de sus presumibles dotes cómicas. Sylvester Stallone, por ejemplo, ya lo intentó enfrentándose a una anciana en ¡Alto o mi madre dispara! (1992) y Arnold Schwarzenegger, a unos niños en Policía de guardería (1990). Y es justo lo que acaba de hacer Vin Diesel en Niñera a prueba de balas.

Claro que el actor no quiso olvidar sus antecedentes de obstinado defensor de la ley ni dejar descansar sus músculos, y se presenta aquí como Shane, el intrépido marine que tras desarticular un audaz plan del enemigo debe emprender una tarea que parece ser más agradable, aunque nada fácil: cuidar a cinco niños y adolescentes cuyo padre fue asesinado mientras trabajaba en un invento secreto. La madre de los chicos los deja bajo su tutela mientras hace un viaje para rescatar la clave de un proyecto importantísimo, fundamental para salvar al mundo.

Así, Shane, que no está demasiado habituado a abordar temas domésticos, tiene que enfrentarse al mismo tiempo al cambio de pañales de un bebé y a perseguir a los malos de la película. Y como para que Vin Diesel, que carece del suficiente carisma para desempeñarse en la comedia, no abandone su sobrado oficio de sagaz investigador, el director Adam Shankman (Plan de bodas) incluye aquí también un entramado en el que espías chinos irrumpen en la casa de los niños, alguien que traiciona en el último minuto a su madre y algunas secuencias finales de suspenso. El protagonista, sin embargo, estará siempre atento a esos peligros y, mientras cuida a sus protegidos y se esmera en colocar toda clase de trampas para que nadie perturbe ese clima hogareño, procura desentrañar el secreto bien guardado de aquel padre asesinado.

Publicidad

El guión, demasiado trillado y lleno de clichés vistos hasta el cansancio en este tipo de relatos, recorre las más disparatadas aventuras y desventuras, y se aferra a toda clase de disparates para demostrar que la comprensión tiene su recompensa en un trabajo tan agobiante como atender a una familia. A momentos simpático y a momentos demasiado cándido, el filme recorre las fórmulas más estereotipadas del género para llegar a un final con la sabida moraleja que corona a toda cinta familiar firmada por Disney, cayendo así en la diversión más pueril.

La gracia consiste en que el fornido Diesel encuentre su lado más tierno (aunque genera tanta ternura como Godzilla en pañales), mientras los pequeños aprenden el significado de la obediencia. Sin embargo, la efectividad de la traslación al ámbito doméstico de mandamientos del ejército como el honor, el coraje y la disciplina es más que dudosa. No obstante, con Niñera a prueba de balas, que dejó una jugosa recaudación en la taquilla norteamericana, Vin Diesel, recién salido de algunos fracasos cinematográficos, ha conseguido que Hollywood aún crea que es un actor capaz de atraer a las masas, y ahora el mayor problema es que seguro él también piensa lo mismo.