Diego Armando Maradona vivió ayer una jornada llena de emociones y recuerdos al volver a Nápoles después de 14 años y asistir al partido de despedida de su ex compañero, el zaguero Ciro Ferrara.

Millares de aficionados napolitanos recibieron a Maradona como si fuera un hijo pródigo, quien le dio a esta ciudad del sur de Italia sus mayores éxitos futbolísticos.

Los tifosi llegaron hasta el aeropuerto de Nápoles a recibir a un Maradona mucho más delgado del que habían visto en fotografías poco tiempo atrás.

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Unos 70.000 napolitanos llenaron el estadio San Paolo de Nápoles para ver un encuentro de un combinado del Napoli, con numerosos ex jugadores de la década del 90 ante la Juventus.

El partido terminó 4-1 en favor del Napoli y concluyó antes que terminara el segundo tiempo de media hora, al abandonar la cancha Ferrara.

Los napolitanos, famosos por su exuberancia y por su amor desmedido por el Pibe de Oro, ovacionaron de pie cuando un Maradona bastante más delgado entró a la cancha para saludar al público.

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Los agentes de seguridad tuvieron que hacer un gran esfuerzo para poder permitirle a Maradona dar la vuelta a la cancha, rodeado de curiosos, fotógrafos y camarógrafos.

Trotando y caminando el astro empujó a algunos fotógrafos que le impedían ver a un público delirante, que no dejaba de gritar “¡Diego, Diego!”, que por mucho fue la figura de este encuentro, dejando en segundo plano a Ferrara.

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En las graderías desplegaron una bandera gigantesca con la figura de Maradona, donde estaba escrito The King (El Rey). Maradona se veía visiblemente emocionado cuando habló al canal de televisión Sky, que transmitió el partido de menos de una hora.

“Me he dado cuenta que la gente se acuerda de mí” y dijo que no podía jugar “porque   tengo un problema en la rodilla y deberé operarme”.

La alcaldesa de Nápoles, Rosa Russo Iervolino, le consignó a Maradona la medalla de oro de la ciudad, testimonio del afecto de los napolitanos.