A las 10h00 del pasado miércoles, Antonio Valencia llamó a su madre, Teresa Mosquera, desde Barranquilla. Le pidió la bendición y prometió que haría un buen partido, para que así la Tricolor obtuviera un resultado favorable ante Colombia.

Los objetivos no se pudieron cumplir: la Tri cayó y Antonio fue sustituido a los 53 minutos por Walter Ayoví.

Antes del partido, el ánimo en la casa de la familia Valencia y en la calle de su barrio, ubicado en Tumbaco, se acrecentó con  banderas, cintillos tricolores y camisetas con el 5, número que el jugador utiliza en la Selección.

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Las compañeras de su hogar: su madre Teresa y su prima María del Carmen Véliz, de 19 años, junto con cuatro vecinos del sector, observaron el encuentro. El único que faltó fue su sobrino, Janior Espinoza, de 6 años, quien vive bajo el cuidado del futbolista, desde el 2003.

Janior no quería perderse el partido, pero tuvo que asistir a clases en la escuela Andrés Bello.

Teresa sufrió durante el encuentro. A ratos, con sus grandes manos mulatas, se tapaba el rostro y se cogía el cabello rizado que comienza a poblarse de canas. Siempre le tuvo fe a Toño, a pesar de que en la televisión decían que “su rendimiento era bajo en comparación con otros partidos”.

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Cuando llegaron  dos goles en contra y terminó el primer tiempo, Teresa le pedía al Divino Niño que llevara a su hijo hacia las sendas del triunfo. Eso no ocurrió. El compromiso terminó. Ecuador perdió. Pero inmediatamente Teresa asumió una posición: “Faltan tres partidos...”, dijo.

Eso sí quedó viva la ilusión de ella y su nieto Janior, que llega al hogar a las 18h00. Los dos  quieren acompañar al jugador de su natal Lago Agrio a España, donde va a jugar por el Villarreal.

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“Los Valencia nos vamos a Valencia”, dijo en tono de broma Teresa. “¿Creen que haga frío?”, preguntó.

A Antonio le quedan dos partidos con la camiseta de El Nacional y algunas preguntas por responder antes de ir a la liga más competitiva del mundo. No sabe qué pasará con su perra Zoila de siete meses. Tampoco tiene la respuesta de su prima María sobre si irá con él. Ella quiere mucho a Toño y lo acompaña en los estadios, pero no se acostumbra a las grandes ciudades y prefiere su natal Viche (Esmeraldas).