Quince de cada 100 personas tienen armas en la ciudad de Guayaquil, dice una encuesta publicada por la prensa.  En un fin de semana, los medios de información contabilizan hasta doce asaltos express. Desde hoy estarán guardias armados en las calles como “parte de la nueva estrategia de la Policía Nacional para combatir a la delincuencia”, según  la versión –inexacta– que transmite una reportera de Teleamazonas, porque todos sabemos que la “estrategia” es planteada por el alcalde Nebot y dirigentes empresariales de la ciudad, ante la cual el presidente Palacio únicamente cedió.
 
Aparte de Teleamazonas,  el resto de estaciones televisivas (la mayoría con sus matrices en Guayaquil) sigue creando las condiciones psicológicas favorables a la medida del Alcalde: hay una terrible ola de violencia en la ciudad (hasta Televistazo muestra un cadáver calcinado) y ante eso  Nebot tiene luz verde.  Las cámaras pasan de puntillas ante las autoridades locales. Así  sucedió en la asamblea del Alcalde porteño, oportunidad para el registro en pantalla de anécdotas y ofrecimientos del Gobierno, sin ir más allá porque sería casi inimaginable ver a un periodista de TV elaborar una nota que nos diga a los televidentes si la  asamblea fue o no un ejercicio de democracia real para la ciudad.
 
Discursos amplificados 
En esa misma línea,  tampoco se utilizan dos segundos para examinar qué tan acertado es tratar de solucionar problemas de inseguridad con más armas y guardias privados en las calles. Cualquier reportero algo curioso podría comprobar que en otras partes del mundo, las estrategias más exitosas de lucha contra la delincuencia pasan por profesionalizar y reforzar los instrumentos de investigación e inteligencia (claro que no al estilo de Ayerve y su red).
 
En definitiva, se tienen reporteros de TV cuyas reacciones son de un automatismo peligroso, de ahí su alineamiento con algunos de los discursos que provienen de los poderes locales, sin someterlos a escrutinio: desde arriba se dice que poner guardias privados en las calles es combatir a la delincuencia y eso mismo se repite y amplifica por todos los canales. A una reunión de autoridades y líderes gremiales se la llama Asamblea provincial y los mensajeros con cámaras lo reproducen tal cual. Lo contrario, todos los males del país pasan por el Congreso y entonces hasta en ‘Vivos’ se repite aquello de “diputados corruptos”, convencidos de que están haciendo fino humor político.
Palo para unos, miel para otros
 
Según las versiones unánimes de los canales, Guayaquil estará más segura desde ahora; aunque es muy posible que los reporteros de TV no hagan el debido seguimiento para conocer los resultados de la medida. En algún momento, sería muy sano establecer exactamente la relación entre la buena imagen de los gobiernos locales y el tratamiento concesivo de los medios hacia ellos. Si no, obsérvese lo que sucede en los “noticieros comunitarios”, que básicamente son un listado de pequeñas denuncias para mover a funcionarios locales de rango medio, pero que en muy contadas ocasiones producen investigaciones que establezcan responsabilidades políticas. 
 
Hay que ser justos: las venias mediáticas al Alcalde de Guayaquil  no son un hecho aislado. Mientras, los medios someten a los poderes centrales a revisiones bajo microscopio; en Quito nadie toma cuentas a Paco Moncayo por sus fracasos en controlar el transporte pesado o su claudicación para ordenar de una vez por todas el caos del transporte público, pese a las millonarias inversiones en corredores viales.