Una neblina cubrió en la mañana de ayer la ciudad de Quito, en lo que parecía una caída de ceniza volcánica, similar a la de noviembre del 2002 cuando erupcionó el volcán Reventador.

Sin embargo, el Instituto Geofísico (IG) y el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) desmintieron que se tratara de ceniza volcánica sino que hubo dos fenómenos naturales que enrarecieron la atmósfera de la ciudad.

El IG señaló que una emisión de gases del Reventador, ubicado a 99 kilómetros al este de Quito, se convirtió en una nube con una extensión de cien kilómetros que cubrió parte de la zona sur de esta ciudad.

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Según la Red Metropolitana de Monitoreo del Aire, no se trató de una emanación de ceniza, sino de dióxido de azufre, dióxido de carbono y vapor de agua.

El Inamhi explicó que el segundo fenómeno fue un “anticiclón” que afectó al norte de Ecuador y al sur de Colombia.

El “anticiclón” es una alteración de la atmósfera que la hace más estable, lo cual limita el movimiento del aire y evita la dispersión de los contaminantes.