La infanta Cristina, hija menor de los reyes de España, abandonó ayer la clínica de Barcelona en la que dio a luz el domingo pasado y presentó a la pequeña Irene a los medios de comunicación en compañía de su esposo, Iñaki Urdangarín, y sus otros tres hijos Juan Valentín, Pablo Nicolás y Miguel.

Muy sonrientes, la infanta Cristina y su esposo mostraron por primera vez a su hija a la prensa y comentaron que Irene “se porta bien y come bien”. Añadieron que sus tres hermanos “la han recibido muy bien” y están “más tranquilos de los que esperábamos”, en alusión a la posible aparición de celos.

Unas 250 personas esperaban en los jardines de la clínica la salida de la Infanta y de su hija, a quienes recibieron con aplausos, vítores y muestras de afecto, con gritos como “felicidades por la niña” o “enhorabuena Cristina”.

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La niña, de pelo muy rubio, se parece a su hermano Pablo, según sus padres, pero también tiene rasgos similares a sus otros dos hermanos.

Preguntados los padres si la familia puede aumentar, contestaron que “por ahora no habrá más niños” y anunciaron que el bautizo de Irene será antes del verano, aunque no pudieron precisar la fecha porque “hay que compaginar muchas agendas”. Los Duques de Palma destacaron que el nacimiento de su hija ha supuesto “una alegría”, pero “nos daba igual que fuera niño o niña”.
Irene Urdangarín es la sexta nieta de los reyes de España.