La semiparalización de las operaciones aéreas en La Paz y más de un centenar de cortes de ruta en regiones del andino y subandino ahondaban este miércoles las dificultades para arribar a la ciudad de Sucre (sudeste), donde el jueves pretende instalarse el Congreso para debatir la renuncia del presidente Carlos Mesa y su sucesión en la polarizada Bolivia.
 
Sucre (740 km al sudeste de La Paz) se encontraba totalmente aislada vía  terrestre del resto del país, pues sus organizaciones de indígenas y campesinos  quechuas cerraron la mayor parte de las vías que conducen a esa ciudad.
 
Su pequeño aeropuerto de Surapata, ya bajo control militar, era la única  vía para llegar a esa urbe de 400.000 habitantes, donde se fundó Bolivia en  1825 tras una rebelión de mestizos contra el poder español.
 
El presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, primero en línea de  sucesión constitucional, citó al plenario congresal para sesionar en Sucre, a  las 10H30 locales (14H30 GMT) del jueves, pese a la oposición de los  movimientos sociales de La Paz.
 
Vaca Diez dispuso de tres aeronaves de la Fuerza Aérea Boliviana para  trasladar a los congresales desde sus diversas circunscripciones del país y  dijo que apelará incluso a aeronaves privadas para instalar de todas formas la  asamblea en Sucre, capital histórica de Bolivia.
 
Una de las dos líneas privadas que operan en todo el territorio nacional  dejó de volar a Sucre desde el lunes, en tanto que la otra, línea de bandera  Lloyd Aéreo Boliviano, pudo sacar este miércoles con cierta dificultad un vuelo  a esa urbe.
 
El líder opositor, el cocalero Evo Morales, llamó a los campesinos de  Chuquisaca, cuya capital regional es Sucre, a evitar la sesión congresal.
 
De aceptar la dimisión --algo que la mayoría de los partidos políticos da por descontado--, quien asumiría automáticamente la presidencia de la nación es Vaca Díez.
 
El senador, sin embargo, no es aceptado por los sectores que mantienen las protestas, en su mayoría indígenas campesinos, quienes lo consideran parte del   sistema político tradicional que ahora quieren desterrar porque, supuestamente, destruyó al país en los 23 años de la reciente era democrática.
 
Vaca Díez ha señalado que los 157 legisladores y su personal de apoyo deberán viajar en tres aviones militares y avionetas contratadas, ante la falta de disponibilidades en las líneas aéreas comerciales.
 
Al decir del líder de las protestas, de la oposición y de los autodenominados partidos   antistémicos (no tradicionales), el diputado Evo Morales, en Sucre los congresistas recibirán la bienvenida de enardecidos mineros del sur, que les recordarán posiblemente lo que se vive en La Paz y que quisieron evitar.
 
Por eso cientos de policías partieron hacia Sucre, a fin de garantizar la seguridad de los legisladores, la mayoría casi tan cuestionada como el propio Vaca Díez.
 
La sesión tendrá lugar en la Casa de la Libertad, donde el libertador Simón Bolívar firmó la independencia de Bolivia. Allí estuvo presente el mariscal Antonio José de Sucre, quien en 1826, cuando era depuesto por una turba --un presagio de la inestabilidad boliviana-- pidió al pueblo preservar la unidad del país, algo que a estas horas también parece estar en discusción.

Morales se opone radicalmente a que Vaca Diez, al que califica de "mafioso  político", sea investido por obra del mecanismo automático de la sucesión  constitucional.
 
De acuerdo con la oficina de Caminos, los cortes ruta por los campesinos han colapsado al menos 108 tramos en diversos puntos del país y sólo los  departamentos (provincias) de Pando (norte) y Beni (nordeste) podían  comunicarse por vía terrestre.
 
Apenas despuntó la posibilidad de que el Congreso sesionara en Sucre -dado  el estado de conmoción social y parálisis de La Paz, sede legal del Congreso y  sitiada por miles de campesinos, indígenas y mineros hace más de tres semanas-  labriegos manifestaron alrededor del edificio de la Suprema Corte de Justicia  en esa ciudad enclavada en montañas andinas.