La Unión de Taxistas del Guayas reconoce que 3.000 de los 7.000 taxistas de esta provincia utilizan gas subsidiado como combustible, mientras en la Sierra hay 1’270.000 calefones que funcionan con ese carburante.

Mientras las familias que utilizan gas como combustible de sus cocinas tienen inconvenientes por la escasez de gas, el 40% de las 800 toneladas del producto destinadas mensualmente a Guayaquil se utiliza ilegalmente en vehículos, especialmente taxis, piladoras, piscinas y restaurantes.

El Estado importa el gas a un costo de $ 8 por cilindro y subsidia el 80% para venderlo a $ 1,60 al consumidor, exclusivamente para uso doméstico.

El uso en los carros y en labores industriales, agroindustriales y otras, se permite, pero se debe adquirir al precio real, sin subsidio.

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El cilindro de gas de uso doméstico salió de la cocina domiciliaria y ahora se pasea en taxis, camionetas o montacargas; alimenta el fuego de las grandes cadenas de restaurantes y se lo usa para calentar el agua en camaroneras, piscinas, calefones de las duchas y como combustible en las secadoras de las piladoras de arroz.

Esta diversificación del consumo es ilegal en Ecuador, pues el producto se comercializa subsidiado por el Estado en cilindros de 15 kilos, para uso exclusivamente doméstico y no para que se lo dedique a actividades lucrativas en los sectores automotor, industrial, agrícola o de servicios.

El subsidio estatal alcanza el 80% del valor real, pues se vende a $ 1,60 la bombona de 15 kilos, pero al Estado le cuesta $ 8 (precio del 2 al 8 de junio, según Petrocomercial).

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Esa diversificación del consumo es una de las causas para que en estos días haya desabastecimiento en Guayaquil. No hay cifras concretas del desvío del  gas subsidiado a áreas distintas a la doméstica. Hernán Navas, presidente de la Asociación de Transportadores de Gas, estima que es el 35%; la Dirección Regional de Hidrocarburos calcula en 30%; los distribuidores de barrio dicen que llega al 40%.

El uso del gas en los taxis y otros carros representa en Guayaquil el 25% de las 800 toneladas que llegan cada mes. El presidente de la Unión de Taxistas del Guayas, César García, afirma que 3.000 de los 7.000 taxistas de esta provincia tienen adaptado el sistema a gas con cilindros de 15 kilos, aunque conductores entrevistados aceptan que las cifras son mayores.

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El consumo en la transportación se masificó luego que en junio del 2000, el entonces presidente Gustavo Noboa emitiera el Decreto 435 que autorizó el uso del gas como combustible, pero dispone que se lo adquiera en cilindros industriales sin subsidio o se pongan a funcionar surtidores apropiados. No se cumplió.

Por eso compramos el domiciliario (cilindro), dice el dirigente de los taxistas, quien explica que una bombona de 15 kilos (de $ 1,60) alcanza para un turno de doce horas.
Con gasolina, el gasto es de $ 12.

“Eso nos permite hacer una carrera del norte al sur por solo $ 4”, argumenta un taxista de la ciudadela Sauces 2. Los usuarios no notan esa ventaja, pues las carreras cuestan igual en autos a gasolina o gas.

Es el decreto del 2000 el pretexto para que la Dirección Nacional de Hidrocarburos no ejecute operativos de control en los automotores. El director regional de esa entidad, Nelson Salazar, afirma que “se realizan consultas jurídicas, pero ahora no se hará nada”.

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Los controles sí se ejecutan en los restaurantes, piladoras e industrias, según Salazar, quien el pasado jueves, junto al intendente de Policía del Guayas, Roberto Ricaurte, requisó un centenar de cilindros en grandes restaurantes de Guayaquil, como El Cantonés, donde se localizó una veintena, y El Gran Chef, unos quince. Ricaurte señala que de esta forma se combate el desabastecimiento.

Según la Ley de Hidrocarburos, esos locales deben utilizar el gas sin subsidio, que se expende en bombonas de 45 kilos. El uso ilegal del producto subsidiado no contempla multas ni otro tipo de sanciones, sino solo la requisa de los cilindros de 15 kilos.

En las piladoras de Daule, Samborondón, Salitre y otros sectores, también se generalizó el uso del gas, en reemplazo del diésel. Salazar anuncia que incluso recorrerá esos sitios para hacer incautaciones.

Hay otra cifra que preocupa. En la Sierra, hay 1’270.000 calefones que funcionan con gas, la mayoría en hoteles.
Hernán Navas, presidente de los transportadores de gas explica que hay vacíos en la ley. “Se dice que está prohibido el uso en actividades distintas a la doméstica, pero no se especifican sanciones. Lo único recomendable es la eliminación del subsidio”, indica.