(Umbrales originó) una polémica alrededor de un proyecto curatorial pensado para imponerse como referente máximo del trabajo cultural y museístico.

No obstante, errores diversos, de implementación, de tacto, de metodología investigativa, pero sobre todo la falta de transparencia, el autoritarismo y el comportamiento excluyente, altanero y represivo de los directivos del museo, dieron al traste con lo que tenía de positivo el proyecto. La discusión se enturbió, el museo aplicó la censura y los diarios que daban cobertura a la polémica también censuraron toda opinión crítica sobre el proyecto.

El grupo de investigadores y curadores del MAAC (el Museo de Antropología y Arte Contemporáneo) aceptó sin problemas la censura y calló, por ejemplo, ante el comportamiento antidemocrático y francamente represivo de Fredy Olmedo contra mi persona por el hecho de haber emitido opiniones propias. Con tal de no salir de la institución acudieron a todo tipo de recursos hasta que al final, después de varios años sin poder inaugurar el museo, fueron despedidos una vez que Mariela García asumiera la dirección de los programas culturales.

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Pues bien, el ex equipo del MAAC, tras un año de haber sido despedido le pide ahora cuentas a Mariela, a través de la llamada Veeduría Cultural y le formula una serie de preguntas que si se las hubiesen formulado a ellos cuando realizaban labores en el museo, durante tantos años, tal vez hubiesen sido despedidos antes de tiempo.

Es asombroso cómo ahora sí quieren hablar de Umbrales, algo que habían prohibido cuando eran la autoridad del museo.
Nada me complacería más que la apertura del debate sobre Umbrales, pues aquella prohibición y la inercia tras la inauguración (un logro de Mariela) no han permitido evaluar la realidad de esa exposición, sus alcances y sus grandes limitaciones. Pienso que el origen de la confusión actual radica en este punto: el fracaso de Umbrales, en su etapa de proyecto, es responsabilidad de los ex MAAC, que ahora integran la Veeduría, mientras que la recuperación del proyecto y su inauguración es obra de Mariela. Pero la evaluación concreta de Umbrales aún está pendiente y aquí la responsabilidad recae sobre la curadora, que tendrá que asumir los resultados de esa evaluación. 

Gerardo Verdecia
Zaragoza, España

Asistí a una de las funciones de la obra Venecia, la cual se está presentando en el auditorio del MAAC, ubicado en el malecón de Guayaquil.

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Salí del teatro enormemente satisfecho y quiero compartir mi experiencia con el resto de  los guayaquileños. Tuve la oportunidad de conocer esta obra original del escritor argentino Jorge Accame, la cual es extraordinaria, al punto que  logra rescatar de un submundo de degradación humana -como es la prostitución, la ignorancia y la pobreza- dos  factores de vital importancia que deben ser la esencia misma de nuestra sociedad: la tolerancia y solidaridad.

Como ecuatoriano, me siento muy orgulloso de que en nuestro país se brinden espectáculos de gran calidad como este. Como guayaquileño, siento la dicha de que sea en mi cuna donde se dé inicio a una refrescante etapa de producción cultural que marque nuevos esquemas y abra diferentes caminos dentro del país.

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Ahora solo falta que valores locales de la dramaturgia, como son el célebre Pipo Martínez Queirolo, o Cristian Cortez, nos brinden nuevas opciones de obras teatrales con temas más “ecuatorianistas”, que lleven mañana la marca de hecho en Ecuador, para que entonces nuestra satisfacción sea completa.

Gustavo Rivadeneira Romero
Guayaquil