La Organización de Estados Americanos (OEA) celebra desde hoy en Fort Lauderdale (Florida) su asamblea general con un flamante  secretario general, el chileno José Miguel Insulza, la necesidad de recuperar  su credibilidad, dañada en los últimos tiempos, y conseguir mayores recursos.

La credibilidad de la OEA se resquebrajó tras la renuncia, en octubre pasado, del ex presidente costarricense  Miguel Ángel Rodríguez, que sucedió a César Gaviria, y dimitió tras menos de un mes en el cargo, acusado de corrupción en su país, lo que dejó a la organización sin secretario general durante ocho meses.

Luego la lucha por la Secretaría General abrió profundas divisiones entre los países miembros. Insulza logró finalmente el cargo por los retiros del ex presidente salvadoreño, Francisco Flores, y del canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez.

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Otro gran reto será lograr los recursos necesarios para mantener sus  actividades y cumplir sus misiones, y evitar situaciones como las descritas por el estadounidense Luigi Einaudi, que asumió la Secretaría  General interinamente hasta la llegada de Insulza, quien refirió  que varios de los “mejores funcionarios de la OEA en Haití” optaron por irse a las Naciones Unidas, que “ofrece beneficios mucho mayores”.

La agenda de la asamblea incluye la inestabilidad política en Haití, el reclamo argentino por las islas Malvinas y  el fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana.

Además, buscar un mecanismo para evitar situaciones que afecten la democracia en los países miembros, el combate a las pandillas, el tráfico de drogas y de personas y la corrupción.

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Mañana el presidente estadounidense,  George W. Bush, dará un discurso en el que incluirá un llamado a consolidar la democracia en la región, con una posible alusión a Cuba.