La trama telenovelesca de las noticias en la pantalla chica: procesos de investigación, “fantasmas” y “cacerías de brujas". Guillermo Haro inicia su recorrido mediático el miércoles muy temprano (06h48) con Andrés Carrión en Canal Uno. Su objetivo fue restar validez a un documento notarizado del anterior alto mando militar. El ministro de Gobierno aparece en la pantalla de Telerama para decir que el regreso del ex presidente no le quita el sueño. Y, finalmente, el gobernador del Azuay es el último personaje que pasa a ser un sospechoso mediático por mantener deudas.

El domingo los franceses dijeron “No” a la Constitución europea. Las interpretaciones hablan de que fue un “No” al gobierno de  Jacques Chirac y a su ahora destituido primer ministro. Pero la respuesta de los franceses fue también un “No” a los medios de comunicación, pues todos –sin excepción– se alinearon a favor del “Sí”.

Arcadi Espada, el periodista y analista español, plantea: “El no europeo es también un tremendo ‘no’ mediático. Los medios han dejado de ser persuasivos. Es probable que la persuasión haya estallado en mil pedazos: radios, televisiones, periódicos, revistas, libros, cine, blogs, webs, foros”.

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Persuasión... En efecto, los medios ya no la ejercen con plenitud. Un ejemplo: si se busca en el Google “forajidos+ecuador” se despliegan más de 15.000 entradas. Si se hace la misma búsqueda en Technorati, la herramienta que sigue la actividad en los blogs, se tiene que en la última semana se han “posteado” 78 nuevas entradas sobre el mismo tema.

En la televisión, ni de lejos se refleja esa bullente actividad. Por lo contrario, cada noche en los noticiarios se asiste a la trama de un interminable melodrama que se va tejiendo de acuerdo con informaciones no confirmadas, rumores, fuentes anónimas y opiniones y/o anuncios presentados como hechos.  

Ejemplos al azar. Para el jueves, en la emisión central de ‘Televistazo’ (Ecuavisa), se ofreció el siguiente menú: nota sobre el discurso del coronel Marcelo Gaibor, comandante de la Brigada de Infantería Pichincha. Se lo anuncia como “uno de los dos coroneles acusados” de complotar para dar un contragolpe de Estado y propiciar el regreso de Gutiérrez, y quien “sigue activo e incluso da discursos patrióticos”. 

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Otra nota desde el Congreso: algunos diputados anuncian la intención de regular el papel político de los militares a propósito del documento notarizado por la cúpula militar de los últimos días del ex presidente.

Tercero: se hacen señalamientos sobre las contradicciones del régimen sobre la designación de Jorge Brito como asesor presidencial. Se resalta la negativa oficial sobre una posible llamada de Palacio a Brito desde Ciespal.

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Más:  denuncia en contra del gobernador del Azuay, Paúl Sánchez, sobre diez juicios por deudas impagas; se colorea la nota con opiniones ciudadanas en contra del funcionario y se hace mención de que su “vida política es tan agitada como su vida económica”. 

La misma línea continúa: la ministra de Ambiente debe al Filanbanco y al Banco Territorial aunque,  “según la declaratoria de bienes de la funcionaria,  no está en mora”. Luego, pedido de la Comisión Anticorrupción para que el Gobierno elija mejor a sus colaboradores.
Primera parte de una serie sobre los patrimonios de los funcionarios de acuerdo con sus declaraciones de bienes. Siguiente, la ID amenaza con expulsar al diputado Hugo Ruiz por haber votado a favor de Gilmar Gutiérrez, en la Comisión de Excusas y Calificaciones del Congreso.  En fin ...

Si se observa con atención, en este repertorio informativo hay de todo (declaraciones, insinuaciones, rumores, denuncias sin confirmar, amenazas, pedidos), con excepción de noticias.

Lamentablemente no es un caso aislado. Los temas noticiosos de la semana en la mayoría de canales tuvieron el mismo estilo: en Telerama fue “El Gobierno no teme regreso de Gutiérrez”. En Teleamazonas, las entrevistas fueron un toma y daca de versiones sobre la anterior cúpula militar, la presencia o ausencia de Brito en el Gobierno o el regreso de Gutiérrez, etcétera.

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Lo malo de todo esto es que el televidente comienza a tener la impresión de que la vida política del país no es más que la sucesión de malas telenovelas. La primera de las cuales puede llamarse “Los amores militares sí matan”. La segunda: “Me desprecias porque debo”. La tercera, “El asesor fantasma”,  y la siguiente “Aún puedo regresar”. Teleseries que no interesan para nada y encubren los procesos noticiosos de fondo.

Con semejante escenario, no es raro que los políticos que viven de la denuncia sin confirmar tengan el puesto asegurado en los canales: Guillermo Haro se pasea por los sets de TV como en casa propia.
Mientras tanto, la verdad sufre: en Teleamazonas, el Ministro de Defensa conmina a Milton Pérez para que diga qué supuesta fuente anónima de Carondelet le dio información falsa. Entonces Jorge Ortiz cita “la reserva de la fuente”, sin considerar que es algo absolutamente excepcional. El presidente de The  New York Times, Arthur Sulzberger Jr., en la reciente reunión de la Asociación Mundial de Periódicos, propuso que la estrategia para recuperar credibilidad pasa por “reducir la información anónima. La identificación plena de las fuentes es un requisito básico”.

A eso, en el caso de la TV ecuatoriana, se puede añadir: dejar de construir la noticia como si de un melodrama se tratara y solo difundir hechos confirmados. ¿Actuar de esa forma significa reducir los controles de la prensa sobre el poder político? Para nada, solo son los primeros pasos de una actitud de transparencia mediática.