El extremismo ecológico, considerado una gran amenaza interna por el FBI, divide a los políticos en Estados Unidos: los  republicanos lo tratan como "terrorismo", en tanto los demócratas califican al  asunto de "amenaza exagerada".
El responsable de antiterrorismo del FBI, John Lewis, dijo en mayo en el  Senado que "una de las amenazas terroristas internas más seria" proviene de  movimientos como el Frente de Liberación Animal (ALF) o el Frente para la  Liberación de la Tierra (ELF).
 
ALF y ELF, dos grupos creados en Gran Bretaña, actúan en Estados Unidos  desde 1979 y 1996 respectivamente. Entre 1990 y 2004 sus activistas cometieron  unos 1.200 actos criminales y causaron daños por muchos millones de dólares,  dijo Lewis.
 
Esos grupos han sido involucrados en actos de vandalismo, sabotajes y  ataques con explosivos contra laboratorios, restaurantes, haciendas, fábricas,  empresas forestales y corporaciones inmobiliarias.
 
El pasado 14 de noviembre, miembros de ALF saquearon un laboratorio de la  Universidad de Iowa, vertieron ácido sobre material de investigación, liberaron  300 ratones y los daños fueron de más de 600.000 dólares, según la  Universidad.
 
En agosto de 2003, el ELF incendió y destruyó completamente un edificio de  apartamentos, provocando pérdidas de varios millones de dólares. El promotor  del edificio fue acusado por los activistas de no respetar el medio ambiente.
 
Aunque hasta ahora nadie murió ni resultó lesionado en ese tipo de actos,  el FBI está preocupado porque la violencia termine por alcanzar a personas y  dice observar "preocupantes señales de cambios".
 
"Hemos visto una escalada en la retórica y en las tácticas. Los ataques  aumentan en frecuencia y magnitud. Acoso telefónico y vandalismo coexisten con  improvisados aparatos explosivos y amenazas personales a los empleados", dijo  Lewis.
 
Entre los políticos, los republicanos del presidente George W. Bush hablan  lisa y llanamente de un "terrorismo" que tiene sus reclutas en la extrema  izquierda.
 
"Sólo es cuestión de tiempo hasta que este tipo de ataques, incluidos los  incendiarios, provoquen muertes humanas", dijo el senador republicano David  Vitter.
 
La oposición demócrata considera exageradas esas predicciones.
 
"Debemos poner las cosas en perspectiva. El atentado de Oklahoma City mató  168 personas. Los ataques del 11 de setiembre 3.000 (...). Ni un sólo ataque de  los llamados terroristas ambientalistas ha matado a nadie", afirmó el senador  demócrata Frank Lautenberg.
 
Los demócratas prefieren destacar la merma en la cantidad de actos  criminales cometidos por esos extremistas en 2004, según informó el director  del FBI Robert Mueller al Senado en febrero pasado.
 
Los demócratas parangonan esos actos con los perpetrados por grupos de  extrema derecha, como los racistas del Ku Klux Klan o quienes colocan bombas en  clínicas en las que se practican abortos.