Las revelaciones ocasionaron la dimisión de Nixon. Treinta años después, se ha sabido por fin que aquella fuente anónima era un agente del FBI.

Gracias a la decisión de aquel ex agente quedó al descubierto la intervención de un gobierno en un operativo ilegal contra sus rivales. Eso, y la postura del diario de defender la reserva de su fuente, le sirvió a la democracia norteamericana para evitar una crisis que pudo ser grave.

En el mundo y en el Ecuador las “gargantas profundas” siguen siendo necesarias para poner en evidencia intereses mezquinos. Pero se requiere, asimismo, del compromiso de los diarios de mantener la reserva de la fuente, porque quienes revelan esa clase de secretos son víctimas inmediatas de la represión.

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El gobierno ecuatoriano acaba de aprobar el reglamento de la Ley de Acceso a la Información Pública. Es un paso que saludamos. Mecanismos así harán más transparente la actividad del Estado, pero la reserva de la fuente seguirá siendo un principio fundamental para la libertad de prensa.