La revelación de que un Mark Felt, alto agente del FBI era Garganta Profunda, la fuente secreta que causó la caída de Richard Nixon en 1974, 33 años después de Watergate, ha sido celebrada por colocar a la prensa de EE.UU. como ejemplo notable de cómo las fuentes anónimas pueden  denunciar abusos del gobierno.

Desde Watergate el uso de las fuentes sin identificar creció.

El debate de las fuentes anónimas fue relanzado el mes pasado después de que la revista Newsweek se  viera en serios apuros por usar una para afirmar que en la Base Naval de Guantánamo se lanzó  al retrete un Corán, libro sagrado musulmán, que aunque luego fue desmentido, originó protestas en el mundo islámico, dejando más de una docena de muertos.

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Luego de escándalos periodísticos, los diarios USA Today, The Washington Post, Los Ángeles Times, NBC News y The New York Times tratan de regular su uso.

The New York Times recordó que el uso de fuentes anónimas forma parte de la historia del periodismo, al igual que el intento recurrente de restringirlo.

USA Today ha afirmado que “Watergate dio respetabilidad a  las fuentes anónimas, pero advierte que usarlas con demasiada libertad provoca errores”, por lo que recomienda usarla como consejera y guía para una historia de vital interés público”.