El Congreso boliviano aplazó por segundo día consecutivo la discusión del llamado a un referendo sobre autonomías y una asamblea constituyente, y la tensión social y política sigue atizada por pugnas regionales, cortes de rutas y el pedido de nacionalizar los hidrocarburos.

Los legisladores convinieron en discutir “una agenda que está en proceso de concertación con todas las bancadas”, dijo el presidente del bicameral Congreso, Hormando Vaca Díaz, quien no precisó para cuándo sería convocada la sesión.

Anunció además que los jefes de bancadas acordaron considerar sin “tomaduras de pelo” los dos puntos cruciales del conflicto boliviano: referendo autonómico y Asamblea Constituyente.

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Bolivia está aislada, pues campesinos e indígenas controlan las vías que conducen a Perú y Chile, por el oeste andino, y a Argentina y Paraguay, por el sur, además de una importante vía que une el este con el noreste boliviano.

Los cortes de ruta se multiplicaban en diversos puntos de la región andina, en caminos vecinales y rutas nacionales de los departamentos de Potosí y Chuquisaca, de población rural mayoritariamente aymara y quechua.

Mientras en La Paz la tensión bajó, en Santa Cruz violentos choques entre nativos aymaras y quechuas con miembros de una llamada Unión Juvenil Cruceñista (UJC) dejaron un saldo de cinco heridos graves. Producto de la detonación de explosivos, cinco indígenas –cuatro mujeres y un hombre– resultaron con serias heridas, según un parte policial.

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Vinculada a una organización empresarial que demanda la autonomía política y económica de Santa Cruz, la provincia más rica del país, miembros de la civil UJC frenaron por la fuerza una marcha pacífica de unos 500 indígenas y campesinos convocada por el Movimiento Al Socialismo (MAS), del líder cocalero Evo Morales.

Miembros de la UJC, que en el pasado guardó relación con organizaciones de ultraderecha, la emprendieron con palos y piedras contra los manifestantes que también opusieron resistencia.

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La descomposición del clima social alcanzó también a Oruro y Cochabamba, donde los campesinos manifestaron en favor de la nacionalización de los hidrocarburos, mientras que sectores como el de los maestros aprovecharon para pedir mejoras salariales.

Otros sectores, como los transportistas y médicos de La Paz, tienen previsto realizar huelgas entre hoy y mañana, en solidaridad con el movimiento que reclama la nacionalización del gas. Ante la preocupante situación, la jerarquía de la iglesia Católica llamó a “encaminar una salida urgente a la crisis”.
En Washington, el gobierno estadounidense manifestó su preocupación por la crisis boliviana.

“Estamos en contacto con el gobierno, con líderes en Bolivia, también con otras naciones que están muy interesadas y preocupadas por la situación allí”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.

Mientras tanto, el canciller boliviano, Juan Ignacio Siles, descartó que haya una injerencia del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la política interna de su país.

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El referendo autonómico está respaldado por los departamentos (provincias) de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, mientras la otra mitad del país (La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca) prioriza una Asamblea Constituyente que incluya la discusión de las autonomías.