El sueño de un grupo de sudamericanos de encontrar una vida mejor en Estados Unidos casi termina en tragedia en aguas del Pacífico cuando fueron abandonados por los coyotes y el barco en que viajaban empezó a hundirse. 
 
Fueron rescatados el domingo en Costa Rica pero aquí también finalizó su odisea y deberán retornar a sus países, perdiendo con ello el dinero que ya habían pagado a los traficantes, entre 2.000 y 3.000 dólares. 
 
"La estructura del barco es bastante vieja y la lluvia la estaba hundiendo y le entraba agua. La situación era preocupante porque tal vez podrían haber aguantado solo un día más", relató el miércoles el capitán Melber Dalorzo, quien comanda una embarcación de la organización ecologista Mar Viva que patrulla en aguas de la Isla del Coco, un parque nacional de Costa Rica ubicado a unos 600 kilómetros de la costa del Pacífico costarricense. 
 
En el sitio, a casi dos días de viaje y solo con comunicaciones por radio, existe un puesto de guardaparques que la noche del 29 de mayo recibió un alerta del pesquero Rey de Reyes, en que indicaban haber encontrado una botella amarrada a una bandera de su línea de pesca que decía "auxilio, por favor, ayúdennos". 
 
"Entre los náufragos habían dos mecánicos y ellos además idearon ir dejando un rastro de combustible, encendían a como podían la máquina para soltarlo y se apagaba. Así estuvieron hasta que los encontraron", explicó Dalorzo. 
 
El Rey de Reyes se cuidó de no acercarse mucho pues los náufragos intentaron en un inicio subirse al bote. Avisaron a la isla y esperaron la llegada de MarViva. 
 
Ya en la isla, las autoridades costarricenses se hicieron cargo de los extranjeros, a quienes dividieron por sus nacionalidades: 45 ecuatorianos y 43 peruanos, todos en buen estado general de salud. 
 
Dalorzo confirmó que entre los sudamericanos empezaron a surgir algunas diferencias pues entre esos dos países hay rivalidad aunque no se puede hablar de conflictos. 
 
"Los peruanos estaban recelosos de ser devueltos en un barco militar ecuatoriano. Temían algún maltrato físico, pero hoy se hicieron negociaciones y aceptaron viajar en ese barco", manifestó al referirse al navío de la marina ecuatoriana   Calicuchima, que transportará a todos hasta las islas Galápagos. De ahí se decidirá el traslado de cada uno. 
 
El ministro de Seguridad costarricense, Rogelio Ramos, dijo que los sudamericanos se tienen que ir porque no tienen ninguna condición migratoria. "El problema se produjo en aguas internacionales y nosotros lo que hicimos fue una operación humanitaria". 
 
A pesar de que sus vidas estuvieron en riesgo y hasta admiten que tenían miedo de morir ahogados o comidos por los tiburones, muchos de los inmigrantes aseguran que lo intentarán de nuevo. "Deseo llegar a Estados Unidos para tener un mejor futuro, una mejor vida", manifestó el peruano Alfredo Quito, de 22 años, en declaraciones publicadas el miércoles por el diario Al Día. Él lo ha tratado cinco veces, tres por tierra y dos por mar, pero siempre fueron detenidos por Migración. 

Otro peruano, Esaú Arias Campos, de 30 años, se reencontrará en Huancayo con su esposa y su hijo de siete años tras el frustrado viaje que terminó en una isla costarricense. 

"Como mecánico ganaba 150 dólares por mes y quisiera tener casa propia... darle un mejor estudio a mi hijo", contó al diario. Al igual que los otros, pagó un adelanto pero con la promesa de que, al llegar a Estados Unidos, debían completar el monto de unos 10.000 dólares en total. 
 
Esta es el segundo caso similar en la Isla del Coco. En noviembre del año pasado fue hallada la embarcación Tiwintza con 101 personas a bordo, la mayoría procedente de Cuenca, Ecuador, aunque solo tenía capacidad para 10 pasajeros. También fueron repatriados en el Calicuchima.