Las frías temperaturas que bordeaban los 4 grados centígrados en la madrugada de este martes no impidieron a familiares y amigos esperar los féretros con los cuerpos de Carmen Lata, de 26 años y su pequeño hijo Álex Chimbo, de 3 años, fallecidos el lunes de la semana pasada en Nueva York, tras ser atropellados por un vehículo.

Los cuerpos de la madre y su pequeño hijo llegaron a las 21h40 al aeropuerto de Guayaquil la noche del lunes pasado en un vuelo de la aerolínea American Airlines procedente de Nueva York.

Una caravana de siete vehículos acompañó a los familiares que acudieron a retirar los féretros con los cuerpos de sus seres queridos que fueron recibidos en medio del dolor de los presentes, quienes tras cumplir con los trámites en la terminal aérea retornaron a las 23h05 a Cuenca.

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En un pequeño altar levantado en la casa en construcción de Iván Lata (hermano de Carmen), quien reside en Estados Unidos, yacían los féretros acompañados de un crucifijo y una imagen de la Virgen Inmaculada, rodeados de dos corazones de flores amarillas, lilas y rojas, en uno de ellos rezaba: “Nunca los olvidaré” y estaba dedicado por Iván, quien no pudo trasladarse a Cuenca para los funerales por su condición de irregular.

Tampoco pudo hacerlo Franklin Chimbo, esposo y padre de los infortunados, por la misma razón, pero los dos se encargaron en Nueva York de todos los trámites para la repatriación de los cuerpos.  También recibieron apoyo moral y económico de otros emigrantes cuencanos, radioemisoras latinas y del alcalde y concejales de Queens, dijo Marcelo Lata hermano mayor de Carmen.

La solidaridad humana en esta ciudad empezó la noche del lunes cuando más de 50 personas llegaron a la casa del luto para esperar los féretros y lo hicieron hasta las 05h30 del martes, cuando en efecto la caravana de vehículos que escoltaba los ataúdes arribó al domicilio.

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El murmullo de los asistentes y los llantos contenidos durante toda la noche se convirtieron en lamentos y fue Ana Llivisaca, madre de Carmen la primera en correr al recibimiento. Con sollozos abrazó las cajas aún embaladas y derramó lágrimas sobre ellas. A las 15h00 de hoy se celebrará una misa que dará el último adiós a esta emigrante ecuatoriana y su hijo y sus restos serán sepultados en el cementerio particular Santa Ana.