Manifiesto con desagrado el mal comportamiento de ciertas, por no decir muchas, personas conductoras de autos que pasan por la calle que separa el Policentro de la clínica Kennedy y no se percatan de los anuncios colocados en los postes de “No hacer ruido”, sin embargo, pitan y conducen a una velocidad no prudencial.

¿No se dan cuenta que están al pie de un centro hospitalario donde hay gente haciéndose atender? En otras ciudades, por citar Miami, he tenido múltiples oportunidades de visitar el Hospital Memorial Jackson, en el cual hay igualmente una calle angosta por la que circulan carros y personas, y los autos tienen la obligación de parar porque están frente a una institución de salud, y el peatón (médico o paciente) tiene todos los derechos de deambular tranquilamente; y sin hacer ruido, los que manejan autos deben esperar.

¿Por qué otras en ciudades sí respetan la ley y acá en Guayaquil, no? Simplemente porque aquí impera la ley del más avispado, del que quiere llegar más rápido y no hay leyes que se respeten. Quisiera que se tomen correctivos en el asunto para castigar a los insulsos de educación.

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Dra. Cynthia Wong A. de Hidalgo
Guayaquil

Algunos vecinos en la ciudadela Urdesa escuchan música a alto volumen, o permiten que sus perros ladren o aúllen sin control, o utilizan alarmas de baja calidad que se accionan sin motivo a cualquier hora del día y la noche.

En la calle Mirtos, en una de las peatonales de Guayacanes, se llega al extremo de armar fiestas instalando tarimas, parlantes y micrófonos en un patio de mínimas dimensiones, por lo que la bulla que se origina es al aire libre, acompañada de gritos que impiden a los atormentados vecinos descansar hasta el día siguiente. Esta clase de gente abusiva, sin educación, a la que no le importa el derecho al silencio, como otras que cierran calles sin importarle un pepino el sufrimiento de los demás, son las que condenan a que se considere al país como atrasado. ¿Qué autoridad podrá ponerlos en su sitio?

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Jaime Hidalgo Rigaíl
Guayaquil