Ya que se sabe que es inevitable la remoción en la Función Judicial, y para que la depuración de los jueces y demás funcionarios sea acertada, rápida y justa en cuanto a los que se deben ir, resultaría muy fácil si el Consejo de la Judicatura observara la actuación de cada uno, pidiendo y revisando los procesos; ahora no sería complicado con el sistema computarizado.

Bastará, por ejemplo, que en lo civil se mire cuáles son los juicios en los que ha pasado mucho tiempo desde que se ordenaron autos para dictar sentencia y no se lo ha hecho; sobre todo en aquellos que hay intereses de menores que, según las leyes, tienen prioridad como son los de divorcios. De esa manera, dejando afuera  a los incumplidos, se producirá una buena depuración.

En cuanto a los demás empleados judiciales, como amanuenses que muchos también deben ser cambiados, hay que empezar por obligarles a colocarse identificación en el pecho, para conseguir que el interesado como parte procesal y los abogados sepan quién o quiénes son los déspotas e incumplidos que casi nunca están en sus puestos, para realizarles denuncias reservadas y empezarles un seguimiento para constatar su veracidad, como lo hacen los fedatarios del Servicio de Rentas Internas a los locales comerciales.

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Deben ser reservadas las denuncias porque tal como ocurre en otras actividades públicas, mucha gente no las hace por las represalias que después tendrán de los demás miembros de la Función Judicial.

Ab. Susana Macías Estupiñán
Guayaquil