El 9 de agosto de 1974, el republicano Richard Nixon se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en dimitir como resultado de una investigación que se inició con el allanamiento de las oficinas del Comité Nacional Demócrata en el complejo de  apartamentos Watergate, en Washington, el 17 de junio de 1972.

Cinco hombres fueron atrapados en las oficinas, instalando  micrófonos y fotografiando documentos.

Lo que inicialmente pareció ser un inofensivo delito menor destapó una intrincada red de espionaje político, sabotaje y sobornos, que terminó cuando Nixon se vio obligado a renunciar, al salir a la luz pública unas grabaciones secretas que revelaban su complicidad.

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El Partido Republicano, el FBI, la CIA, el Departamento de Justicia, el Fiscal General, la Casa Blanca y el presidente de Estados Unidos terminaron involucrados en el escándalo.

Sobre el tema se escribieron libros, innumerables artículos y monografías y se hizo una película de mucho éxito, Todos los hombres del presidente (1976, dirigida por Alan Pakula), pero nunca nadie pudo descubrir la identidad de Garganta Profunda.

En la película, los encuentros entre Woodward  (Robert Redford) y su fuente (Hal Holbrook) tienen lugar en un parqueo de Washington.

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Para muchos, el mayor legado del caso Watergate fue que restauró la fe en el sistema político estadounidense, con su separación de poderes entre el Presidente, el Congreso y el Poder Judicial.