El presidente de Estados Unidos, George W.  Bush, prometió ayer honrar a los norteamericanos que murieron o  desaparecieron en Iraq y Afganistán “enfrentando a la insurgencia en ambos países”.

Bush habló durante el tributo del Memorial Day (Día de los soldados caídos) frente a veteranos, dignatarios y familiares de militares, en el Cementerio Nacional de Arlington, donde están los restos de  varias generaciones de militares muertos en acción.

El mandatario estadounidense instaló una corona de flores en la Tumba del soldado desconocido y declaró que  “los nombres de los hombres enterrados allí son conocidos solo por Dios, pero su valentía y sacrificio nunca serán olvidados por nuestra nación”.

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Bush dijo que  debido a ese sacrificio valiente, “dos regímenes terroristas se han ido para siempre. La libertad está en marcha y Estados Unidos es (un país) más seguro”.

Más violencia en Iraq
Ayer, cuatro soldados estadounidenses murieron cuando un avión de las fuerzas aéreas iraquíes, pilotado por un iraquí se estrelló de manera accidental en el noreste de Bagdad, según un comunicado del ejército estadounidense.

En la ciudad chiita de Hilla, dos suicidas con explosivos amarrados en sus cuerpos se hicieron estallar en medio de una multitud de ex policías iraquíes que protestaban en el sur de Bagdad, matando a 27 en uno de los ataques más sangrientos en un mes de escalada de violencia.

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Del ataque se responsabilizó la red de Al Qaeda en Iraq, dirigida por el extremista jordano Abu Musab al Zarqawi.

En otro incidente las tropas de EE.UU. irrumpieron en la casa de Mohsen Abdul-Hamid, jefe del sunita Partido Islámico Iraquí.
Ante las protestas furiosas de los sunitas, los militares liberaron al político, diciendo que había sido arrestado por error.

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