El cierre del paso que está debajo de la barrera de contención conocida como el rompeolas, que conduce hacia un tramo de 500 metros de playa hacia el norte, causa malestar a turistas, surfistas, moradores y comerciantes del cantón Playas.

En el lugar se observan una puerta de madera y alambre de púas de unos 10 metros de ancho por 1,50 m de alto, que está asegurada con una cadena y candado supuestamente colocados por los administradores del condominio Carabelas de Colón, como lo identifica un letrero que dice “Prohibido el paso Carabelas de Colón”.

Quienes acuden a este sector del balneario  solicitan a las autoridades retirar el obstáculo.

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En el retén naval se registra un permiso de la Marina hacia las Carabelas de Colón, para construir una rampa debajo del espigón y rellenar una poza donde se acumulan aguas servidas que bajan de este condominio.

Sin embargo, no hay autorización para cerrar el paso,   se informó en la jefatura del retén.

Esa oficina comunicó que la Capitanía del Puerto conoce la situación y que ha enviado una comunicación a los representantes del condominio para solucionar el inconveniente.

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El administrador del edificio, Carlos Avilés, dijo a través de uno de los agentes de seguridad, que cuentan con el respectivo permiso del Municipio para colocar la puerta.

El cabildo desmintió la versión de Avilés y dispuso que  la Dirección de Planeamiento Urbano haga una inspección del lugar. “Lo que sí está claro es que el paso hacia ese lugar de la playa tendrá que abrirse”, señaló Freddy Tumbaco, director de Obras Públicas del cabildo.

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Los delegados de la Asociación de cooperativas pesqueras del cantón, la Asociación de Surfistas y los turistas manifestaron su inconformidad por la falta de acceso al sector, uno de los más concurridos del balneario.

Genaro Vera, dirigente de un gremio pesquero, aclaró que no aceptarán que se registre “una playa privada” en esa zona.

El espigón, conocido tradicionalmente como el rompeolas, está ubicado frente a los  condominios Las  Balsillas, Carabelas de Colón y una construcción abandonada. Después del espigón hay una playa de unos 500 metros, frente a ella se inicia una zona residencial, que continúa sobre una zona rocosa.

El lugar es el paso de turistas, surfistas y pescadores artesanales, quienes se dirigen hacia el faro y las playas El Pelado cuando prefieren caminar.

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