Quien tiene predilección por los trabajos biográficos casi adivina al buen biógrafo no más leer los primeros párrafos de su libro. Esto me ocurrió con Richard Watson, que así se muestra en Descartes, el filósofo  de la luz.   Él es, además, ensayista, narrador ameno y pormenorizado, dibujante reflexivo de una época, paisajista sabio de la Holanda y Francia rurales, que el autor recorrió tras la huella del personaje.

Con  minuciosidad ha rebuscado en la correspondencia del filósofo, analizado la importancia de las anécdotas difundidas y su posible verdad con vista al carácter de Descartes, para constatar el avance de un espíritu.

Se aventura en las peripecias cartesianas que querían examinar la naturaleza de primera mano, para luego pensar. Y escribió esta obra para el solaz literario también, llevando al lector a repasar otros libros para redondear al personaje ilustre.

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* Catedrático y abogado