Al igual que el partido de ida, jugado en Guayaquil, la revancha en Buenos Aires marcó un hito para el fútbol ecuatoriano. Fue la primera vez que una selección nacional absoluta visitaba Argentina para disputar un encuentro oficial.

Una vez que el Cónsul argentino Luis Sánchez Ruiz le concedió visa de cortesía, la delegación tricolor, presidida por Bolívar Ávila –delegado de la Federación Deportiva de Manabí–, partió a las 06h40 del miércoles 14 de diciembre de 1960 desde el Puerto Principal, en vuelo de Panagra. Después de doce horas de viaje, y de hacer escalas en Talara, Lima y La Paz, la concentración se estableció en el Royal Hotel.

Pese a la contundente e inobjetable derrota (3-6) sufrida en casa el 4 de diciembre anterior, la expectativa se mantenía intacta entre los aficionados ecuatorianos.

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En su edición del jueves 15 de diciembre de aquel año, EL UNIVERSO reseñaba que “con un optimismo que anticipa un rendimiento rehabilitador para el prestigio del fútbol ecuatoriano, ayer partió la delegación de la Federación Deportiva Nacional del Ecuador, que forma el Seleccionado Nacional, a la segunda competencia eliminatoria por el Campeonato del Mundo de Chile 1962”.

El sábado 17, día del partido, bajo el título de ‘Ecuador y Argentina se enfrentan hoy’, EL UNIVERSO anunciaba que “todos los muchachos se encuentran bien y anhelosos de una rehabilitación que conforme a todos los ecuatorianos en la patria chica”.

Sin embargo, ya en la cancha de la Bombonera, la historia se repitió. Argentina volvió a demostrar su superioridad y goleó nuevamente a la Tricolor, ahora por 5-0. Según la nota publicada al día siguiente por EL UNIVERSO, escrita por Manuel Ocaña, su periodista enviado a Buenos Aires, Ecuador hizo un muy buen primer tiempo, defendiéndose bien y atacando con cierto peligro por el lado de José Vicente Balseca.

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Mas, en la segunda fracción no pudo mantener aquel buen rendimiento y, disminuido por la expulsión de su defensa y capitán Luciano Macías, recibió cuatro goles que liquidaron el partido, y su sueño mundialista.

No obstante su nueva y dolorosa derrota, a su regreso a Guayaquil, la Selección fue recibida por miles de alborozados aficionados, quienes le dieron una recepción digna de un campeón mundial.

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Fue así como Ecuador cerró su primera participación en las eliminatorias sudamericanas: goleado y sin puntos, pero con la ilusión intacta de conseguir la ansiada clasificación a un próximo Campeonato Mundial de Fútbol.

5 Argentina: Roma; Navarro y Vidal; Simeone, Ramaciotti y Sacchi; Corbatta, Pando, Sosa, Sanfilippo y Belén.
DT: Vittorio Spinetto.

0 Ecuador: Yu Lee; Argüello, Lecaro y Macías; Gómez y Galarza; Balseca, Palacios, Raffo, Bolaños y Cañarte.
DT: Juan López.

Árbitros: Carlos Robles (central), expulsó a Luciano Macías a los 58m. Asistido por Diego Bustamante (juez de línea 1) y Santiago Massola (juez de línea 2), todos chilenos.

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Goles: 1-0, Gómez, (6m, autogol); 2-0, Sanfilippo (51m); 3-0, Corbatta (59m, penal); 4-0, Sosa (82m); 5-0, Pando, (89m).

Incidencias: Partido disputado en la Bombonera de Boca Juniors ante aproximadamente 8.000 personas, válido por la eliminatoria al Mundial 1962.

PARA ANOTAR

SIN ALBERTO SPENCER
Desafortunadamente, Alberto Spencer no pudo jugar el partido debido a que no recibió la autorización de su club, el Peñarol, quien lo necesitaba para disputar ese día el desempate del campeonato uruguayo ante el Cerro.

POLÉMICA CON MINISTRO
El viaje de la Selección provocó gran polémica debido a que Sergio Quirola Martínez, Ministro de Educación y Deportes, reclamó que no se le había solicitado su aprobación para emprender el periplo.

LA MEJOR SELECCIÓN
Según un cablegrama de la agencia internacional de noticias UPI, en aquel entonces los periodistas argentinos calificaron a la Selección de Ecuador como la mejor de los últimos años, aún cuando pecaba de poca precisión.

OFERTAS AL PIBE
Después de su actuación en el partido de revancha, jugado en Buenos Aires, Jorge Pibe Bolaños recibió una propuesta para vincularse al Nacional de Montevideo, la que finalmente no se concretó nunca.