Aunque una picadura puede ser mortal, estos pequeños insectos proveen sustancias terapéuticas. Desde siempre, la apicultura ha curado y aliviado numerosas enfermedades de los humanos.

Los avances que año tras año se producen en el campo de la medicina no solo corresponden a la llamada medicina tradicional sino que también pertenecen a las terapias alternativas, en general vinculadas a la naturaleza.

Entre ellas, la apiterapia, que consiste en utilizar con fines medicinales muchos de los diferentes productos de las abejas y sus colmenas (miel, jalea real, polen, cera, propóleos, veneno, y pan de abeja) se ha desarrollado mucho en los últimos años.

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Así es que investigaciones recientes (realizadas en Europa, Estados Unidos, países del este y China) han confirmado los efectos terapéuticos de las abejas para tratar numerosas enfermedades y dolencias.

Además, se ha logrado que los productos de los panales se ofrezcan a los pacientes de diferentes formas: cremas, cápsulas, gotas, lociones, etc.

Aparte de las ya conocidas virtudes nutritivas, la miel posee también cualidades terapéuticas para aliviar la astenia (estado de fatiga física, psíquica o intelectual), y sus propiedades bactericidas y antibióticas pueden ser utilizadas en casos de laringitis y bronquitis. Por otro lado, utilizada externamente, tiene un amplio poder cicatrizante para heridas y afecciones cutáneas.

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La acción bactericida y el alto contenido de proteínas vegetales del polen lo transforman en un producto recomendable para personas convalecientes y ancianas. Este actúa sobre la regulación intestinal, el equilibrio del sistema nervioso (con una acción euforizante y estimulante) y el metabolismo en general. Además, es la única fuente natural que posee los 22 aminoácidos esenciales para el organismo.

Por su parte, la jalea real, fuente de vitamina E y rica en aminoácidos, oligoelementos, proteínas y vitaminas se utiliza como estimulante, neuroequilibrante y tónico general.

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Sus componentes actúan como alimentos funcionales porque participan directamente en las funciones del organismo a nivel bioquímico. También favorece la producción de glóbulos rojos, sirve para tratar los eccemas y ciertas enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la arterioesclerosis.

Otro de los productos en-contrados en los panales, el propóleo, posee propiedades antifúngicas, anestesiantes y cicatrizantes, y puede ser utilizado como complemento de los antibióticos y contra caries y encías inflamadas.

Su importante uso en dermatología radica en su efecto regenerador de los tejidos.

Además, tiene propiedades antioxidantes y neutraliza los radicales libres responsables del envejecimiento celular.

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La utilización terapéutica del veneno de abeja consiste principalmente en picaduras provocadas y con bajas dosis de toxinas. Este veneno, que puede producir reacciones dolorosas o alergias mortales, es utilizado contra los dolores reumáticos y el reumatismo articular.

Por otro lado, produce una fuerte estimulación del sistema nervioso y activa los mecanismos de defensa frente a otros venenos del medio ambiente. En una solución cremosa, tiene propiedades anti-inflamatorias y analgésicas, por lo que es utilizado para las lesiones deportivas.