La verdadera intención de algunos de esos legisladores (no todos, por supuesto) no es hacer justicia a los afiliados sino simplemente lavarle la cara al Congreso Nacional, muy venida a menos estos días por el viejo vicio de algunos bloques parlamentarios de repartirse el poder del Estado.

Es una lástima que ciertos diputados crean todavía que se puede comprar popularidad con el mezquino gesto de devolverle a los ciudadanos una pequeñísima parte de lo que les pertenece. Qué diferente sería que el Congreso Nacional por fin abordase los problemas de fondo del IESS y le presentase al país una reforma integral.

Pero si aun por este motivo egoísta se pone fin al atropello de expropiarles a los afiliados lo que les pertenece, el país deberá sentirse satisfecho. Porque los fondos de reserva no son del IESS, como parecen creer a veces ciertas autoridades o expertos económicos, y su devolución por ende no debería depender de la situación financiera del IESS ni de la estabilidad de ninguna cifra macroeconómica.

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Hará bien, entonces, el Congreso en adoptar la resolución que estamos comentando. La justicia puede brillar incluso cuando la demagogia quiere ocupar su lugar.