Hace pocos días sentí escalofríos al escuchar al novel y seguramente bien intencionado Ministro de Finanzas, declararse contrario a la labor cultural del Banco Central. Esto expresa desconocimiento y cierto desprecio al trabajo realizado por el Archivo Histórico del Guayas, dependencia de las áreas culturales del BCE en esta ciudad, dedicado a elevar su nivel social, cívico y patriótico. La opinión del Ministro, es posible que responda a su impetuosidad juvenil que le impide medir el alcance de generalizaciones, como “mediocres, malos, pésimos, tecnócratas sin sentido común” hacia quienes no coinciden con sus puntos de vista (EL UNIVERSO, 22 de mayo).

Su opinión vertida sobre nuestra actividad es precipitada, pues la investigación, capacitación y difusión con que el AHG beneficia a la sociedad guayaquileña es significativa. Desestima una actividad sobre la cual, evidentemente, no tiene suficiente información. Y muestra que Guayaquil sigue siendo tierra de pocos gobiernos, por no decir de ninguno, pues, apenas estrenado el régimen, sin otra cosa que una ligera visión, descalifica un trabajo cultural, de educación, formación en valores, académica, etcétera, realizado con el financiamiento del BCE.

Por ocho años consecutivos, el Archivo Histórico del Guayas, con presupuestos limitados, que ha bregado mucho para obtener, desarrolla, investiga, capacita y difunde temas regionales y locales intocados. Otros sobre historia, cultura, sociedad, imaginario socio-político, descentralización, autonomía, región, ciudad, etcétera, que la ciudad y el país reconocen y valoran. Además, ha publicado miles de libros, cientos de folletos y artículos en periódicos y revistas. Consciente de los enormes vacíos culturales de nuestra sociedad, el AHC se apartó de sus funciones específicas como repositorio documental y bibliográfico. Abrió nuevos frentes y el abanico de actividades interviene en aquellas que van desde la defensa de las culturas costeñas, que se intenta desaparecer bajo una sola identidad nacional ajena a nuestra realidad de país variopinto y multicultural, hasta asesoría a numerosos centros educativos. Cursos y talleres de capacitación, foros, conferencias, conversatorios, dirigidos a maestros y estudiantes tendentes a elevar sus conocimientos en temas regionales, olvidados y postergados por un Estado moroso que soslaya su enseñanza.

La sociedad guayaquileña, su Municipio, cámaras de la producción, Junta Cívica, medios de comunicación, decenas de colegios, cientos de maestros, miles de estudiantes, el propio Presidente de la República y algunos miembros de su Gabinete son testigos de los beneficios que esa dedicación ha sembrado y difundido como trabajo, producto y servicio cultural a la ciudad. Por tanto, su dirección, convencida como está de su importancia, no acepta una generalización que, consciente o inconscientemente, la descalifica y tiende a privar a la ciudad de una institución que trabaja por elevar el nivel cultural y el civismo en la juventud, a lo cual la educación fiscal no concede ninguna importancia.

Invito al joven Ministro a informarse sobre el extenso trabajo cumplido y reducido presupuesto utilizado para ejecutarlo. Lo invito a visitar el AHG y constatar por qué la ciudad y los medios de comunicación reconocen una labor realizada con el apoyo institucional del BCE. Entonces conocerá los temas en ejecución y proyectos diseñados para mejorar la formación social y cultural de la ciudad, para que la ciudadanía sea una ciudadanía social, crítica y participativa.