El Banco Mundial premió este miércoles diez proyectos de conservación medioambiental de Latinoamérica y el Caribe durante una ceremonia que clausuró la feria de desarrollo que se celebró esta semana en la sede de la entidad.
 
Un total de 79 finalistas de distintos países en desarrollo competían por los 30 galardones que se entregaron hoy y que llevan aparejada una ayuda económica de unos 100.000 dólares por proyecto.
 
El acto culminó meses de selección en los que se eligieron 79 ideas de una lista de más de 2.600.
 
Los elegidos tienen en común su intención de poner en práctica ideas tan "inusuales", que resultan difíciles de financiar a través de canales tradicionales.
 
Entre los ganadores de América Latina figuran dos de Chile, dos de Brasil, uno de Costa Rica, dos de Bolivia, uno de México, uno de Paraguay y uno de Surinam.
 
Claudia Gil Cordero, una de las galardonadas de Chile, dijo que sin la ayuda del Banco su proyecto no podría salir adelante, ya que, según aseguró, el acceso a ese tipo de fondos es cada vez más restrictivo en su país.
 
El proyecto de esta veterinaria chilena busca potenciar el turismo rural a través de un curioso embajador: las lechuzas.
 
Las aves rapaces contribuyen a la eliminación de roedores que portan un virus mortal conocido como hantavirus y que ha tenido efectos perniciosos en áreas rurales de Chile.
 
El grupo de Gil Cordero entrenará a los residentes de zonas rurales para que hagan nidos que permitan la reproducción de las lechuzas.
 
"Ese mecanismo biológico reducirá la población de roedores de una manera segura, mucho más aconsejable que la utilización de venenos", señala el texto del proyecto que el grupo chileno presentó ante el Banco Mundial.
 
El brasileño Rodrigo Braga Moraes Víctor fue otro de los ganadores con su proyecto para mejorar la "salud" del cinturón verde que rodea a Sao Paulo, una de las ciudades más contaminadas del mundo.
 
La organización de Braga Moraes ha capacitado a unos 700 jóvenes en los últimos nueve años en temas de conservación medioambiental como la utilización de los recursos naturales de los parques, el cultivo de productos orgánicos y la artesanía ecológica.
 
Braga Moraes también ha alcanzado acuerdos con compañías privadas como BASF para asegurar la viabilidad económica de su proyecto.
 
Entre el selecto grupo que subió hoy al podio instalado en la sede del Banco Mundial figuraba también Kristina Shafer, una estadounidense que tratará de reducir las emisiones de mercurio en las pequeñas minas de oro de Surinam.
 
Shafer señaló en entrevista que el 36 % de las madres de Surinam y el 95 por ciento de sus bebés tienen niveles de mercurio más elevados de lo normal, lo que puede provocar daños cerebrales y problemas con el hígado y los riñones.
 
El resto de propuestas latinoamericanas incluyen un plan para restaurar la erosión del suelo en el Altiplano boliviano, así como una iniciativa, también de Bolivia, para reducir el uso de pesticidas en las plantaciones de patatas mediante el uso de trampas con un novedoso cebo sintético a partir de compuestos botánicos.
 
La patata es, según el grupo boliviano, un cultivo vital para muchos agricultores pobres en la región de los Andes, al representar hasta el 70 por ciento de sus ingresos y facilitar entre el 30 y el 50 por ciento del total de calorías consumidas.
 
La galardonada de Costa Rica resultó elegida con una idea que busca impulsar un sistema de granjas flotantes en el Golfo de Nicoya, a partir de islotes fabricados con plástico de botellas recicladas y otros materiales baratos, para aumentar la extensión de los cultivos de los habitantes pobres de esa parte de la costa.
 
El segundo brasileño premiado impulsará la agricultura saludable -libre de pesticidas- en el noroeste del país y la agrupación paraguaya salió victoriosa con una iniciativa para proteger la dañada selva del Paraná.
 
La idea de ayudar a los artesanos mexicanos a producir artículos libres de contaminantes también mereció un premio, así como la iniciativa para procesar los desperdicios de las piscifactorías de salmón en Chile.