Investigaciones muestran que una hipotermia suave puede mejorar las posibilidades de una recuperación completa después de un paro cardiaco, y los científicos intentan probar ahora que también puede proteger a las personas contra otras enfermedades.

Una hipotermia así consiste en enfriar el cuerpo a unos pocos grados. El mes pasado, un estudio de 75 niños con lesiones en la cabeza concluyó que inducir la hipotermia redujo la peligrosa hinchazón del cerebro que acompaña a esas lesiones, y que había indicios de que también podría contribuir con la función cognitiva de los jóvenes.

Estamos tratando de pensar en enfriar el cerebro de manera similar a poner hielo sobre el tobillo cuando uno se lo tuerce, explica el jefe de investigadores, doctor David Adelson, del Hospital de Niños de Pittsburgh, quien planea realizar un estudio más extenso para probar los beneficios.

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Para las víctimas de ataques apopléjicos hemorrágicos, el Instituto Nacional de Salud  financia nuevas indagaciones para determinar si el enfriamiento extiende el tiempo que ellos tienen para implementar un tratamiento que restaure el flujo sanguíneo al cerebro.

Pero aunque los lineamientos médicos ya instan a inducir la hipotermia en los sobrevivientes de paros cardiacos, pocos hospitales ofrecen el tratamiento, lamenta el neurólogo George López, de la Facultad de Medicia Baylor.

Talvez el obstáculo más importante sea cómo enfriar a las personas: El cuerpo hace todo lo posible tiritando para mantenerse en 37 grados, y colocar hielo o las viejas mantas heladas en las camas de los hospitales se convierte en  tarea complicada y difícil de controlar para superar esa resistencia. La nueva tecnología hace más viable a la hipotermia.

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Solo el 5% de las personas sobrevive a los paros cardiacos, en los que los latidos del corazón se detienen de manera abrupta.

Y por lo general quedan con daños neurológicos: las células del cerebro comienzan a morir entre tres y seis minutos después de que comienza la pérdida de oxígeno.

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Sin el enfriamiento estamos desamparados para proteger a sus cerebros, sostuvo el doctor Julio Panza, jefe del centro de terapia intensiva coronaria del Hospital Washington.

Los estudios muestran que los sobrevivientes de paros cardiacos tratados con hipotermia tenían el 40% más de posibilidades de evitar daños cerebrales duraderos.