Coinciden en el fenómeno ‘forajido’ y los errores que condujeron a la caída del último mandatario del Ecuador, y surgieron como otros títulos urgentes luego de un derrocamiento presidencial, una de ellas escrita por Pedro Saad y la otra editada por diario Hoy.  Dos obras que ya están en circulación.

Dos libros “de barricada” han circulado en estos días, en torno a los hechos que provocaron la caída de Lucio Gutiérrez. El abril de los forajidos, editado por diario Hoy; y, La caída de Lucio, corajudos, jóvenes y forajidos,  escrito por Pedro Saad Herrería.

Los dos hacen parte de una zaga que ha acompañado a los más de veinticinco años de democracia en el Ecuador, a partir de dos títulos del propio Pedro Saad, Assad Bucaram y Viva la Patria, este último un best-seller que circuló  a raíz de la muerte de Jaime Roldós. A ellos siguieron otros títulos “urgentes” como La hora del General, preparado en pocos días por Gonzalo Ortiz, en torno a la rebelión de Frank Vargas contra el gobierno de León Febres-Cordero.

Publicidad

La publicación de Hoy sigue la misma línea de un libro anterior: Que se vaya, presentado en la caída de Abdalá Bucaram (1997), y es fundamentalmente una recolección de artículos editoriales y crónicas (además de una cronología) que giran, más que sobre el movimiento mismo de los ‘forajidos’, sobre el fenómeno político del gutierrismo y los errores que condujeron a la caída del mandatario. Es, en ese sentido, un libro que recoge múltiples voces “en torno” al surgimiento mismo de los ‘forajidos’. En ello coinciden los dos libros comentados, aunque en el segundo, de Pedro Saad, se pueda percibir un trabajo periodístico más fresco, un proceso de producción más inédito, que la reproducción de artículos ya editados, y una aproximación más cercana a la crónica relatada por los propios “forajidos” durante  el mes de abril, en un contrapunto entre los hechos de esos días, con otras jornadas populares quiteñas ocurridas desde la Revolución de las Alcabalas en el siglo XVIII.

Por tanto, queda por escribirse aún, el testimonio de los ‘forajidos’, su propia historia, intento en el que se encuentra empeñado un grupo de jóvenes que actúan bajo el lema de ‘Vox pópuli’.

Pero, a más de los libros de Saad  Herrería y de Hoy, han comenzado a surgir otros productos que van construyendo la leyenda de los forajidos: un conmovedor video realizado por el conocido cineasta César Pocho Álvarez, el CD con las músicas preparadas por Ataulfo Tobar, coproductor de  radio La Luna, al calor de esos días, un llamado del Municipio de Quito para una exposición múltiple que incluya fotografía, video, testimonios, música, y una convocatoria de la revista Íconos, auspiciada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), para reunir diversos textos sobre el fenómeno forajido.

Publicidad

En cien páginas, Pedro Saad presenta los hechos políticos desde el 31 de agosto de 2004, cuando el encuentro de Lucio Gutiérrez y Abdalá Bucaram en Panamá. Allí, propone Saad, comenzaría el fin.

Saad va a articular un conjunto de elementos para su relato: los hechos mismos contados desnudamente como ocurrieron; las referencias a individualidades que sintetizaron el movimiento de abril: Paco Velasco de La Luna o el fotógrafo chileno Julio Mocho García, muerto en medio de la violenta represión policial la noche del 19 de abril; y, los ecos que en la cultura ha provocado la historia del país, que en este libro son, particularmente,  los “cantares del pueblo ecuatoriano” recogidos a fines del siglo XIX por Juan León Mera y los graffiti que han caracterizado a los muros de Quito por lo menos en las dos últimas décadas, y de los cuales Saad recupera uno, premonitorio de lo que ocurriría: “La revolución no será televisada”.

Publicidad

En su texto, Pedro Saad intenta una primera aproximación al desciframiento del movimiento ‘forajido’ a partir de las connotaciones simbólicas de la palabra misma: “el que vive desterrado y extrañado de su patria o casa”. Una definición que le permite al autor descubrir en el movimiento a “los marginados del poder”; algo que está en el fondo de una expresión múltiple, diversa, heterogénea, que caracterizó a quienes actuaron en Quito, en esos días entre el miércoles 13 y el 20 de abril. Si algo los unifica es el vivir “por fuera” del poblado del poder y asediar sus muros por las noches, durante una semana.

Por lo demás, como señala Pedro Saad, “seguramente en los próximos años veremos una gran cantidad de trabajos de estudio e interpretación sobre lo sucedido y ejercicios de interpretación del carácter de las muchedumbres quiteñas”.

La incertidumbre actual sobre su identidad –o sus identidades–, está dando lugar a que surjan voceros autoelegidos, desconcierto en un Parlamento nacional cuestionado por los forajidos y ciertos “golpes de ciego” en la estructuración del Gobierno que busca reflejar lo ocurrido.