Ya, ahora sí creo que tenemos presidente. Es que con la banda es otra cosa, pues. Mientras no la tenía, el Palacio nos seguía pareciendo vicepresidente nomás. Pero gracias a las manos ágiles de las monjitas del Buen Pastor que se apuraron bordándola para que al vicepresidente no le agarrara el mes sin algo que dijera que su poder estaba en la Constitución, ahora sí el Presidente es presidente.

Es que ¡qué malo el Lucio!, no era de que se lleve su banda en la maleta, junto con sus ternos y sus corbatas. Era de que le deje al Palacio. No pues los ternos y las corbatas, que no le hubieran quedado bien con lo que es medio más gordo y, además, nues ni ingeniero ni coronel sino médico, sino la banda, digo. Esa sí le hubiera entrado. Con un poco de esfuerzo, pero le hubiera entrado. Pero, ¡qué alivio!, ya tiene una mejor y, encima, nuevita.

O sea ya está completo el Palacio, con lo que la Cancillería le impuso también el Gran Collar al Médico (¡ay, no qué bruto, al Mérito quise decir), y las Fuerzas Armadas le dieron el bastón de mando.

Eso sí me llamó un poco la atención. ¿Si vieron el bastón de mando que le dieron? ¿No les pareció demasiado chiquito? Más que bastón, parecía esferográfico. Él, que es altote, ¡cómo se va a poder apoyar en ese bastón cuando lo haya menester! ¡Fu, se va de bruces! O sea se cae, pues. Sí era de que le den un bastón más grande los militares.
Aunque tal vez han de haber pensado que no necesitaba, porque solo le falta un año y siete meses de gobierno. Solo a los presidentes que se quedan cuatro años creo que les dan uno grandote. Y, así y todo, se caen. De mala calidad mismo creo que es ese bastón que les dan.

Bueno, pero completito está por fin el Palacio. Tiene banda, tiene collar, tiene bastón y tiene primera dama, que también parece bordada por las monjitas del Buen Pastor.
Bien elegante es. ¡A ella era de que le den el Gran Collar los de la Cancillería! ¡Chévere le hubiera quedado! Y, como es gruesote, de ahí perfectamente le hubieran salido hasta aretes. Y anillos. Y todo.

Con el Palacio completito, todo va completándose. Cómo será, que hasta el Congreso también está completito.
Después de mandar sacando a unos malos que había, con los malos que quedan formaron una nueva mayoría para seguir haciendo lo que les da la gana, repartirse las comisiones, el Tribunal Supremo Electoral, y hasta la Corte.

Porque ahora resulta que la Sociedad Patriótica, que era malísima, se volvió buenísima, y el Gilmar, que era malísimo, vota con los buenísimos que son los socialcristianos, los izquierdos democráticos y los pachakutikes. ¡Qué ternura! Así el Gilmar va a evitar que le descalifiquen, y él, a su vez, tampoco quiere, como antes, la descalificación de Lión, con el argumento de que el Congreso no puede convertirse en un tribunal de la Inquisición. ¡Qué inteligente que es el Gilmar!

Ya ven: todo era cosa de que el Palacio esté completito, para que las cosas vuelvan a la normalidad. O sea exactamente igual a como eran antes.