El fluido eléctrico se restableció tras la habilitación del sistema interconectado con Perú y otro aporte menor de la línea Milagro-Balao-Naranjal.
Con el aporte de 80 megavatios del sistema interconectado con Perú, desde la madrugada de ayer se restableció el suministro de energía eléctrica en la provincia de El Oro, que permaneció sin el servicio durante 16 horas por la explosión de un transformador.
El daño se produjo en la subestación Machala, que abastece de energía a los catorce cantones orenses, dos de la provincia del Azuay: Pucará y Ponce Enríquez, y la parroquia Tenguel, de Guayas.
Técnicos de Transelectric, que administra la subestación afectada, señalaron que en las próximas horas se reemplazará el transformador afectado.
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Los sectores productivos de la provincia dijeron que aún no se han cuantificado las pérdidas a causa del apagón.
A las 16h10 del pasado jueves el servicio de energía eléctrica volvió a un sector de Machala y ayer a las 03h00 al resto de la provincia.
El jueves a las 01h00 esta población y el resto de la provincia se quedaron a oscuras, después que explotó un transformador en la subestación de la Compañía Nacional de Transmisión (Transelectric), situada en la parroquia Peaña.
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Después de varias gestiones de los directivos de Transelectric se consiguió energía a través de la línea Milagro-Balao-Naranjal y del sistema de interconexión con el vecino país de Perú.
“El perjuicio fue grande, perdimos los alimentos que estaban en nuestras neveras para la preparación de las comidas que se venden en el local y ahora nadie nos reconoce esos gastos”, indicó Ramón Vera Garbai, propietario del restaurante la Parrillada la Palmera, ubicada en el sector del mismo nombre.
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Vera sostuvo que la empresa eléctrica debe buscar soluciones a este problema porque siempre los perjudicados son los dueños de los pequeños negocios.
“Lamentablemente la luz en este sector no vino hasta la madrugada, y durante la noche el local permaneció vacío; hoy no tengo mucho qué ofrecer al público porque los alimentos para la preparación se dañaron y ahora tengo que volver a comprar para abastecer el local”, señaló Vera Garbai.
Según él, las pérdidas en su local de comidas es de aproximadamente 150 dólares, donde se incluyen los alimentos que se le dañaron y las ventas que no se realizaron.
Álex Reyes, del Ciber Universal, ubicado en la avenida Nueve de Octubre y Santa Rosa, acotó que las pérdidas son notorias porque prácticamente no se trabajó durante un día por la falta de energía.
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“Aunque la luz llegó a este sector a las 16h20, perdimos igual que los otros locales porque como había toque de queda cerramos a la 19h00”.
Este ciber y otros realizaron trabajos de limpieza y mantenimiento de las computadoras para aprovechar las horas sin energía eléctrica.
La falta del fluido eléctrico afectó a otros sectores como el de la salud. En el hospital Teófilo Dávila, a pesar de que tiene planta de abastecimiento de energía, tuvo que suspender algunos servicios como el de ecografías, rayos X y la atención en administración, para no interrumpir las emergencias, cirugías y partos, sostuvo Hermes Romero Espinosa, director del hospital.
El jueves en la noche hubo poca circulación de personas y vehículos en las calles de la ciudad, porque el gobernador, Segundo Solano, dispuso toque de queda para garantizar la seguridad de los ciudadanos durante el tiempo que dure la suspensión de energía.
ENERGÍA
EMPACADORA
La empacadora Verfilab fue una de las afectadas por el apagón. Según sus trabajadores, cerca de 500 mil larvas en cautiverio murieron, lo que representa una pérdida de 700 dólares, sin contar con los gastos de combustibles.
BANANERA
En la empacadora de banano La Línea, los trabajadores tuvieron que abastecerse con una planta generadora y de esta manera continuar con el proceso de selección y empacado de la fruta, antes de su exportación .
EDUCACIÓN
Las escuelas y colegios solo suspendieron sus actividades durante el día jueves. La actividad fue normal ayer.
NEGOCIOS
Durante las horas que duró el apagón la mayoría de locales comerciales utilizó velas para alumbrarse, especialmente los restaurantes, mientras que otros prefirieron no atender al público.