El Tribunal Supremo español confirmó ayer una sentencia de 13 años a tres porteros de discoteca por el crimen del ecuatoriano Wilson Pacheco, quien murió tras recibir una paliza y ser arrojado al mar en Barcelona en enero del 2002.

Así lo determinó la Sala de lo Penal del Alto Tribunal en una sentencia hecha pública ayer, en la que se desestiman todos los recursos interpuestos por los tres condenados por un delito de homicidio con el agravante de abuso de superioridad.

De esta manera, el Tribunal Supremo confirmó la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la región de Cataluña, que en marzo del 2004 ratificó la sentencia condenatoria que, en los mismos términos, dictó en octubre del 2003 la Audiencia Provincial de Barcelona.

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El Tribunal Supremo también ratificó las indemnizaciones impuestas en su día por la Audiencia de Barcelona y, por tanto, los condenados deberán abonar 96.789,30 euros (125.826,09 dólares) a la viuda del fallecido, 40.328,62 euros (52.427,20 dólares) a cada uno de sus tres hijos, y a su madre 8.065 euros (10.484,5 dólares).

La organización SOS Racismo, a través de un comunicado, lamentó que no se haya apreciado en este caso la agravante de racismo, ya que tanto ellos como la acusación particular lo demandaron.

La organización afirmó que en el 2002 ya se dictaron dos sentencias contra cinco locales de diversión nocturna en Barcelona, ya que reconocieron que habían denegado la entrada por criterios racistas.

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Pacheco, casado y padre de tres hijos, murió en la madrugada del domingo 27 de enero del 2002 frente a los bares Caipirinha y Mojito, en la zona Maremágnum del Puerto de Barcelona, donde se agrupan los centros nocturnos.

La víctima, junto a otros ecuatorianos, intentaron entrar al bar Caipirinha, pero los porteros les negaron la entrada porque iban bebidos y calzaban zapatos deportivos. Esto originó una discusión durante la cual Wilson Pacheco arrojó un objeto a un vigilante, lo que inició una persecución que finalizó cuando los porteros Antonio Fernández y Mariano Romero (españoles), lo alcanzaron y golpearon.

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Luego, el vigilante de seguridad James Anglada, estadounidense de origen dominicano, agarró a Pacheco y lo arrojó al agua, donde se ahogó.

Pacheco no recibió ayuda de las personas que paseaban por la zona y, según las investigaciones, cayó al agua desde una altura de 1,66 metros.