La angustia de María Llangari y María Jara  por desconocer el día y hora del arribo de los cofres con las cenizas de los cuerpos exhumados de sus hijos fallecidos en El Salvador en diciembre del año anterior, luego de un fallido viaje para llegar a los Estados Unidos, concluyó ayer.

Los jóvenes Fernando Pambi Jara, de 22 años y Roberto Chasipanta Llangari, de 18, murieron ahogados frente a las costas de El Salvador, cuando la lancha en la que viajaban con otros 28 inmigrantes naufragó en su intento por llegar hasta Guatemala, desde donde el grupo pretendía seguir la ruta para ingresar ilegalmente a Estados Unidos.

De los 30 pasajeros de la lancha, 13 permanecen aún desaparecidos.

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Desde el 21 diciembre pasado, día en que los familiares de los jóvenes recibieron la noticia del hallazgo de los cuerpos, las ansias de recuperar los restos de sus seres queridos se convirtieron en una larga y tortuosa espera, hasta ayer cuando una llamada de la Defensoría del Pueblo, desde  Quito, les confirmó la repatriación.

María Jara inmediatamente llamó a su compañera para darle la noticia. Tras confirmar la información, las dos madres partieron en la tarde desde la terminal terrestre de Cuenca hacia  Guayaquil, en donde esperaron retirar los restos que debían llegar a las 22h00 en un vuelo procedente de El Salvador. “Por fin, Dios mío, voy a enterrar a mi hijo para que descanse en paz”, dijo María Llangari.

Otro caso
La oficina de la Cancillería ecuatoriana en Cuenca confirmó ayer que la tarde del miércoles pasado llegaron los restos de Jenny Patricia Naranjo, quien falleció a causa de un infarto en abril pasado cuando atravesaba la frontera entre El Salvador y Guatemala en su intento por llegar a Estados Unidos.

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